Si bien estilísticamente esta película no supera cierta medianía, lo que narra -cómo Fellini tuvo la idea de La Dolce Vita, cómo logró que alguien la financiara, cómo se convirtió en lo que se convirtió con todo factor en contra- es apasionante.
Y de paso, permite ver quién era ese realizador inclasificable y personal que fue Fellini, del tipo de directores (personal y popular, experimental y generoso) que ya no van a volver a existir.