Tras haber deslumbrado al mundo con «Shoplifters» (2018), film por el que obtuvo la preciada Palma de Oro en el prestigioso Festival de Cannes, Hirokazu Koreeda realiza la primera película fuera de su Japón natal, para seguir creando y haciendo gala de esa precisa sensibilidad con la que retrata las distintas dinámicas y relaciones familiares.
Koreeda es un realizador japonés de extrema compasión y humanidad para presentar los diversos marcos familiares que suelen abundar en sus historias. Algunos advierten que su estilo tiene algunas semejanzas o puntos en común con el de su reconocido compatriota Yasujirō Ozu, pero como las comparaciones son odiosas vamos a evitar entrar en esa disyuntiva para celebrar el estilo de Hirokazu, el cual sigue presente por más que cambiemos el idioma y el país en el cual fue rodado su más reciente largometraje.
«La Vérité» (título original del film) nos presenta a Fabianne (Catherine Deneuve), una gran estrella del cine francés, que parece estar en el ocaso de su carrera y, si bien todavía es amada y admirada por el público, se siente amenazada por el surgimiento de una joven actriz llamada Manon Lenoir (Manon Clavel). Toda esa admiración y afecto que despierta en la audiencia parece ir en contraposición con su vida privada, más precisamente con su familia, ya que tiene varios conflictos y disputas con su hija Lumir (Juliette Binoche). Lumir viaja con su marido (Ethan Hawke) e hija a París cuando se publican las memorias de su madre. El encuentro no tardará en convertirse en un clásico enfrentamiento donde se revelarán verdades, se ajustarán cuentas, se hablará de amor y de resentimiento.
El director de «Like Father, Like Son» (2013) logra brindar un relato intimista e inspirado que si bien no alcanza la maestría o la destreza narrativa de «Shoplifters» o «After the Storm» (2016), sí resulta ser un paso más que convincente en su carrera, demostrando que el cambio de idioma no representa una barrera para poder seguir contando y/o creando esos microcosmos familiares de carácter universal, con dinámicas más que aceitadas y convincentes.
Es interesante como si contrastamos este relato con los anteriores, las temáticas profundas siguen siendo parte del panorama por más que la acción se mude a Francia y pase de un clan de bajos recursos («Shoplifters») a una familia acaudalada. Las frustraciones, las miradas diferentes entre las generaciones mayores y las más jóvenes, y los desacuerdos están a la orden del día, esta vez poniendo el foco en una especie de estrella de la industria cinematográfica francesa, y cómo sus memorias parecen diferir de los recuerdos de su hija y allegados.
Por otro lado, ese ejercicio meta discursivo del cine hablando sobre el cine al mismo tiempo en que se traza un paralelismo entre el personaje principal y la propia Catherine Deneuve le dan un valor añadido que enriquece y complejiza aun más a la obra. Dicho sea de paso, el duelo actoral entre Deneuve y Binoche es uno de los puntos más sobresalientes de la película que vale la pena señalar.
Probablemente, vista en retrospectiva, «La Verdad» sea un relato correcto e interesante que igualmente se encuentra un escalón por detrás de los trabajos previos de Koreeda, pero aun así su sensibilidad y su talento para componer estos relatos hacen que esta película sobresalga dentro de la enorme oferta de dramas familiares que suele haber en el ámbito cinematográfico.