“La verdad” de Hirokazu Koreeda. Crítica.
Entre la realidad y la ficción.
Ricardo De Luca Hace 21 horas 0 33
La película del realizador, guionista y productor japonés tendrá su estreno en salas de cine el próximo 8 de julio.
El director de “De tal padre, tal hijo” y “Un asunto de familia” vuelve a introducirse en el drama familiar, género que maneja con gran habilidad, para explorar los lazos familiares, las diferencias entre sus miembros, la aceptación y la necesidad de recuperar el tiempo perdido. Esta vez en su primer film fuera de su país natal.
Protagonizada por la extraordinaria Catherine Deneuve en el papel de Fabienne Dangeville, una célebre actriz que acaba de publicar sus memorias. Y Juliette Binoche quién se pone en la piel de Lumir, hija de Fabienne.
Lumir llega de visita a la casa de su madre junto a su esposo y su hija con la intención de celebrar la publicación del libro. Cuando una copia de la edición cae en manos de ella, esta no podrá evitar enfrentar a su madre al observar la cantidad de inexactitudes que el escrito contiene.
Asimismo, Fabienne una madre atormentada por los recuerdos y el inevitable curso del tiempo, busca refugio en su adicción al alcohol y equivoca constantemente, de manera inconsciente o quizás intencional, tanto la realidad de su presente como la de su pasado. Una mujer que desconcierta a propios y ajenos, que parecen girar durante todo el relato en torno a ella.
En “La verdad” los personajes se mueven entre la realidad y la impostura, en busca de la supervivencia. La falsedad parece ser condición necesaria para no caer en fuertes asperezas dentro de las diversas vertientes, que se generan en los lazos familiares.
Una película que navega entre las diferentes relaciones, principalmente en el vinculo entre madre, hija, nieta y abuela. Dentro de una atmósfera, que de a poco va tornándose pesada debido a situaciones del pasado que salen a la luz y que derivan en momentos incómodos que manifiestan la cercanía de un estallido.
En definitiva, dos sublimes actrices que se lucen en sus interpretaciones, con actores que acompañan a la perfección, junto al enorme pulso en la conducción de Koreeda. Un director que se caracteriza por ser un relator de historias cotidianas, que surca por las emociones de los protagonistas y sus conflictos internos. Con un particular estilo narrativo, claramente influenciado por uno de los mayores cineastas del cine clásico japonés, Yasujirō Ozu.