Sensaciones contrapuestas despierta la nueva realización de Pablo Bardauil y Franco Verdoia, que ya habían trabajado juntos en la interesante ópera prima Chile 672. Un film coral y colmado de alternativas que partía de un ingenioso punto de partida, primer y fuerte contraste con respecto a este segundo film, La vida después. Semblanza este de una pareja de larga data y en crisis que atraviesa por un estado de separación aparentemente civilizado y cordial, características que esconden realidades más controversiales y también un tanto misteriosas. Con atrayentes recursos cinematográficos, expresivos e interpretativos, ese singular proceso de desvinculación matrimonial va internándose por sinuosos caminos que indudablemente logran sorprender pero asimismo desconcertar.
Tanto en teatro como en el film anterior mencionado, Bardauil y Verdoia han hecho gala de su gusto por darle vueltas de tuerca a sus tramas, y aquí lo hacen a partir de la parte final de la historia. Otorgándole una inyección inesperada al film pero de todos modos no del todo convincente. Apoyándose dramáticamente en un buen trío de protagonistas, Carlos Belloso, María Onetto y Rafael Ferro, a La vida después le faltó más desarrollo y elementos narrativos como para justificar sus sorpresas, que de todos modos se agradecen y auguran un tercer opus más logrado.