La otra infancia
Entre los juegos cotidianos en el espacio rural, que directamente evoca el pasado, el segundo opus de Ezequiel Yanco (ver entrevista) se instala en el aquí y ahora de la comunidad Ranquel pero más precisamente en la vida de los adolescentes y niños pertenecientes a ese colectivo, cuyo lazo histórico con la Conquista del desierto es uno de los pilares en los que se apoya la mirada antropológica que convive con la ficción de esta propuesta híbrida entre el documental de observación y el relato de fantasía o fábula, La vida en común.
Uriel es el protagonista y narrador de su aventura iniciática, ese rito de pasaje que muchas veces en el cine encuentra la excusa para los relatos pero que en este caso particular utiliza el ritual de la caza de un puma como plataforma de lanzamiento o puente directo con el pasado y el cuestionamiento de determinadas prácticas ancestrales.
Sin embargo, la presencia de la ausencia de adultos, padres, no necesariamente es una representación acabada de un signo de abandono sino la opción de proponer un punto de vista menos contaminado e inocente para confrontar con la cotidianeidad de una comunidad de Ranqueles, quienes se adaptan al presente y a los postulados del confort y consumismo. Eso llega por detalles; llega desde el uso de celulares, de motos y otros elementos simbólicos, propios de esta época. No obstante, están los mitos, el estudio de la lengua en el colegio y la cosmovisión que marca un horizonte que parece tan lejano como el recuerdo de aquella sangrienta Conquista del desierto.
Ezequiel Yanco, lejos de olvidarla la reinventa desde las preguntas y sin esquivar ninguna respuesta sencilla. Por eso La vida en común habilita múltiples miradas y texturas; invita a reflexionar sobre la tradición y la conservación de las raíces de la historia.