La vida en tiempos difíciles

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

La vida en tiempos difíciles (Life During Wartime), Estados Unidos/2009.
Guión y dirección: Todd Solondz.
Con Shirley Henderson, Ciarán Hinds, Allison Janney, Michael Lerner, Chris Marquette, Charlotte Rampling, Rich Pecci, Paul Reubens y Ally Sheedy. Fotografía: Edward Lachman.
Edición: Kevin Messman.

La vida en tiempos difíciles, de Todd Solondz

Estrenada en Buenos Aires el 8-12-2011

La vida en tiempos difíciles (Life During Wartime), Estados Unidos/2009). Guión y dirección: Todd Solondz. Con Shirley Henderson, Ciarán Hinds, Allison Janney, Michael Lerner, Chris Marquette, Charlotte Rampling, Rich Pecci, Paul Reubens y Ally Sheedy. Fotografía: Edward Lachman. Edición: Kevin Messman.

Conflictos, perversión y perdón.

Luego de Dark House vista este año en Venezia 2011 es posible arriesgar que esta cierra al menos una etapa donde el estupro, la pedofilia y la masturbación dejan de ser los temas centrales de un director, que desde Felicidad (2001) posa su mirada despiadada sobre una clase media americana condenada al fracaso.

Creo que si hay características que definen a los personajes de Solondz son sus condiciones de pequeños monstruos, cuyas pulsiones básicas son siempre manifestadas enfermizamente con una inconciencia absoluta respecto de su impacto en los seres que los rodean. Ocurre que estas criaturas desdichadas son tod@s pequeños monstruos aunque algun@s comiencen a reconocerlo.

Un psicoanalista acaba de salir de la cárcel por pedofilia.
La esposa de este intenta rehacer su vida con un antiguo pretendiente, con la idea de darles a sus hijos un padre normal.
La hermana del terapeuta huye del lado de un marido degenerado.
Una mujer solitaria desea tener una aventura sexual con un hombre del cual sólo pretende que tenga un viso de normalidad.

Estas son algunas de las historias “de amor” donde los protagonistas van en busca de algo que les permita desprenderse del pasado y a través del perdón poder afrontar un futuro diferente.

Los personajes no han cambiado, sólo hay un peso más fuerte sobre las espaldas de alguno de ellos, a quien por ejemplo la culpa de la posibilidad de haber transmitido estos instintos de pedofilia a su hijo lo obligan a intentar un acercamiento, y esto hace luego que surja el tema del perdón, aunque se diga que “los únicos que necesitan pedir perdón son los perdedores”.

Lo mejor del film, son sin duda sus excelentes actuaciones.

De todos modos todos sabemos que los “momentos difíciles” aluden a instantes y circunstancias donde se nos presentan una especie de puentes que debemos cruzar para salir de los dramas o las tragedias, y que para cruzarlos irremediablemente debemos perdonar y lo que es más difícil aún perdonarnos.

El tema es que cuando no se es demasiado conciente, de que avanzar es parte de un proceso cuya finalidad es curar nuestras heridas emocionales, lo único que se logra es aumentar el dolor.

La preocupación de Solondz por demostrar una y otra vez que cada persona que nos rodea conlleva un grado de perversión considerable, lo hace a veces insistir en demasía en un estereotipo, donde el espectador puede sentir la ambigüedad sin llegar a la compasión. Y esta es necesaria para poder emocionarnos y creer en la posibilidad de cambiar.

Publicado en Leedor el 9-12-2011