La vida misma es ese esquema pasado por lavandina, con una ambición multinacional y un resultado unilateral y tedioso.
Una de las cosas que enseñó cierta tendencia del cine independiente americano de los noventa fue un esquema de producción: contar una historia familiar y simple con acento en los problemas a través de un multielenco para que pueda hacerse algo largo con pocas escenas de cada actor. La vida misma es ese esquema pasado por lavandina, con una ambición multinacional y un resultado unilateral y tedioso. Como la vida misma, amigos: por eso vamos al cine.