Relato indeciso entre lo edulcorado y lo trágico que intenta pasar por filosofía
“Lo único predecible sobre la vida es que es impredecible” y “Somos el resultado de aquellos que nos engendraron” son dos conceptos clichados principalmente porque se sobrentienden en el día a día. Sin embargo, cada tanto aparecen narraciones como La Vida Misma que insisten en presentarlo como una verdad revelada que más que conmover termina por empalagar.
Acompáñenme a ver esta triste historia
La Vida Misma cuenta la historia de amor entre Will y Abby, como se conocieron, enamoraron, se encaminaron para formar una familia y como dicho romance quedó trunco a raíz de un accidente que dejó a Will destrozado y tratará de salir adelante con la ayuda de una psicóloga.
Primero estoy en la obligación de mencionar que esta historia, la que venden una gran mayoría de los trailers es apenas la primera de cuatro líneas narrativas, postura entendible dado a que es la única que tiene actores de renombre por los cuales un espectador podría apostar a pagar una entrada. Por otro lado, las historias están tan conectadas entre sí que es una de esas películas que al querer contar de qué se trata, se acabaría por contarla en su totalidad.
Sin embargo el problema de La Vida Misma no es ese. El problema del guion es que trata demasiado en absolutos. Las cuatro historias atraviesan el mismo arco de la misma manera: toda una primera mitad maravillosa; rosa, rebosante de tolerancia y amor incondicional, y después del accidente mencionado desciende en una segunda mitad oscura; una constante y repetida sucesión de desgracias. Este trato en absolutos, completamente carente de altibajos, es el que conspira principalmente contra cualquier posibilidad que tiene el espectador de encariñarse con estos personajes. ¿Puede verse a sí mismo en estos personajes? Sí. ¿Desea que les vaya bien? Les va a dar igual.
Es cierto, hay que concederle que propone una teoría muy interesante sobre el “narrador poco confiable”, pero el espectador quiere ver un drama que lo enganche, no una tesis académica, y al final de todo, en cuanto a como lo desarrolla, La Vida Misma no funciona ni como una cosa ni como otra.
En materia actoral, Olivia Wildeentrega una digna interpretación. No obstante, su pareja protagónica, Oscar Isaac, es el que destaca más a nivel interpretativo, particularmente en las escenas con la psicóloga que encarna Annette Benning. El resto de los intérpretes son eficientes también; no hay mucho para criticar pero tampoco para elogiar. El costado técnico esta apropiado, salvo en algunas ocasiones donde absorbe tanto lo rosa del guion que acaba por parecer más publicitario que otra cosa. Tan publicitario que, valga la redundancia, recuerda a las publicidades de OSDE, esas que terminan con “en cada latido”