Laura está embarazada, pero no quiere tener ese hijo. Juan, su marido veterinario, por el contrario, sí quiere tenerlo. Laura parece obsesionada con las clases de piano que da a Sol, una joven discípula en la que tiene cifradas vagas esperanzas: quizás de verla hacer una carrera que ella resignó o aún la posibilidad de salir de un pueblo que la ahoga.