Poesía en movimiento
La vida que te agenciaste (2018) es una propuesta que surge de manera anárquica al igual que el grupo que representa: los poetas de los 90s. Todo el imaginario social asociado al poeta es desmitificado por esta generación, no son intelectuales ni eruditos, tampoco señores que hacen un culto de las letras. La palabra es una forma de expresión e implosión de la realidad, rebeldía y catarsis pura, viva y en constante cambio.
¿Cómo contar todo esto y no caer en la trampa del documental convencional con un estricto valor de verdad? La respuesta la tiene Mario Varela, quien recluta a los compañeros de vieja escuela (que ya rondan los cuarenta y largos) que andan desperdigados por el mundo en ocupaciones impensadas. Ellos son Daniel Durand, Fabián Casas, Laura Wittner, Darío Rojo, Teresa Arijón y algunos más. Los busca sin saber la reacción de ellos con la excusa de revivir la revista 18 Whiskys de sólo 2 números publicada hace 25 años cuando todos rondaban los 20 años de edad.
Para hacerlo Varela retoma un proyecto rodado en 1993 para la escuela de cine de Avellaneda donde estudiaba. El trabajo práctico se llamó Rally París-Dakar y era la filmación de ese grupo de poetas en un encuentro etílico, debían hacer una ronda nocturna que incluyera la ingesta de varias dosis de alcohol. Las imágenes en blanco y negro y de dudosa calidad, registran un encuentro de amigos alcoholizados. Aparecen en el video los jóvenes de mayor influencia en la poesía de los años noventa, que son los antes mencionados más Juan Desiderio, Ezequiel Alemian, Sebastián Bianchi, Jorge Aulicino, Circo y una serie de chicas no identificadas. Su estilo descontracturado, under y anti sistema los asocia a la juventud rebelde del teatro, la televisión o el rock and roll mucho más que al preconcepto que se pueda tener de cualquier poeta.
Varela de este modo modifica la ecuación, ya no buscamos al panteón sino a uno tipos muy atractivos por ser excéntricos y extravagantes por igual. Esos locos lindos con quiénes se disfruta pasar un buen rato y reflexionar sobre la existencia. Varela viaja en la búsqueda geográfica y visual de los diferentes poetas (con las imágenes de archivo que no son otras que las del encuentro etílico de hace 20 años), y la realidad lo sorprende por dos motivos: porque no puede terminar de reconstruir ese pasado idílico, y porque no puede establecer un presente consensuado por los entrevistados. ¿Fueron un movimiento revolucionario en cuanto a la poesía? ¿Hay influencias de aquella banda en la poesía contemporánea? ¿Cuál es el estado de la poesía hoy?
Ante estos interrogantes queda una simpática idea flotando en el ambiente: La poesía fluye como el tiempo, como el agua, como las experiencias de vida de estos poetas/personajes. Un camino que lejos de estar cerrado, aún continúa escribiéndose.