Tras dirigir las dos primeras entregas de Mi villano favorito y tres años después de haber filmado La vida secreta de tus mascotas, Chris Renaud regresa con esta secuela que retoma a los encantadores personajes y, aunque esta vez el resultado es menos eficaz, no deja de regalar unos cuantos momentos divertidos y entrañables para los más pequeños.
La segunda parte de esta saga de la exitosa productora Illumination está dividida en tres subtramas. La principal tiene como protagonista al neurótico perro Max. Es que su dueña Katie se enamora, se casa y tiene un bebé que luego se convertirá en un niño travieso capaz de dificultar aún más su existencia y la de su gigantesco ladero Duke. La familia completa dejará la "tranquilizadora" Nueva York para emprender un viaje a una granja, donde las mascotas descubrirán un nuevo mundo. Las otras dos historias están encabezadas por las gatas Gidget y Chloe y el conejo Snowball e incluyen, por ejemplo, la misión de liberar a un tigre blanco en poder del sádico dueño ruso de un circo.
Lo mejor de esta secuela tiene que ver con sostener la indudable simpatía de los personajes y la belleza multicolor de cada una de las escenas, aunque el guion de Brian Lynch no sea precisamente un dechado de originalidad. Los adultos que sean fans de la animación y encuentren alguna función nocturna que dé la versión subtitulada podrán disfrutar de los expresivos aportes de Patton Oswalt, Kevin Hart, Harrison Ford y otras figuras en las voces originales.