La Vida Secreta de tus Mascotas 2 es una secuela que no logra tener el mismo nivel que la película original y termina cayendo en errores de estructura donde no se desarrollan bien ni los interpretes ni una historia.
Luego de lo que fuera el estreno en 2016 de La Vida Secreta de tus Mascotas (The Secret Life of Pets) y el éxito que en taquilla y prensa que ésta trajo, estaba claro que la secuela llegaría a los cines más temprano que tarde. A pesar de haber sido aquella una entrega en la cuál la historia comenzaba y cerraba de una manera correcta y sin ningún tipo de posibilidades de continuación, la competencia entre estudios hace que la historia logre tener su continuación en cines.
En esta secuela lo que en su momento fue enemistad y ahora es una relación casi fraternal entre los perros Max (Patton Oswald) y Duke (Eric Stoneheart) pasará a un segundo plano ya que tendrán que lidiar con un nuevo “problema” con el que poco pueden hacer. Ese problema será el de tener a un niño pequeño como nuevo dueño, luego de que Katie (Ellie Kemper) consiga pareja y ambos se conviertan en padres. Frente a este nuevo reto, Max deberá encontrar la serenidad necesaria para lograr convivir con esta nueva responsabilidad. Por suerte para él, toda la familia, con pichichos incluidos, se irán de viaje de campo a una granja donde conocerán a Rooster (Harrison Ford), un perro ya entrado en años y lleno de experiencia, que lo ayudará a desafiar sus miedos y poder convertirse en ese perro protector y amigable que todo niño necesita. Al mismo tiempo, y en la ciudad de Nueva York, el resto de las mascotas del edificio entre ellos el conejo Snowball (Kevin Hart) y la perrita Gidget (Jenny Slate), seguirán haciendo de las suyas protagonizando sus propias aventuras.
Con los regresos de Chris Renaud y Brian Lynch como director y guionista respectivamente, la dupla responsable del éxito de la primera entrega vuelve a querer imponer su sello en esta secuela en la que lamentablemente la falta de ideas novedosas y originales brillan por su ausencia. Al margen de ser una película que bien podría dividirse en tres cortos diferentes, ya que no hay una trama regular a lo largo de todo el film salvando una pequeña fracción de tiempo en el desenlace de la película, da la sensación de que esta secuela tiene mucho menos producción que su antecesora. No en aspectos técnicos, que son muy buenos, sino en cuanto al desarrollo de un guion en donde se pudiera profundizar una sola historia y seguir mostrando a sus personajes entrañables como bien hizo la película original. Otro de sus puntos flojos es que el humor está demasiado enfocado a un público en particular (los más chicos) haciendo que quizás los más grandes pierdan el interés en lo que se esta contando.
Si bien el diseño de los personajes sigue por el mismo camino que la película anterior, no pareciera haber ningún tipo de evolución en su desarrollo 3D. Ya de por sí la tecnología que usa el estudio Illumination (responsable de crear a los Minions) es buena, pero no intenta llegar al realismo extremo como si lo buscan otros estudios como por ejemplo Pixar. El estudio suele abrazar su génesis de caricatura y sacarle el mayor provecho a ello y es por eso que la gran parte de su despliegue técnico se utiliza en hacer secuencias de humor físico y de crear algunos personajes que sin romper ningún tipo de esquemas logran destacarse por si simpatía.
La Vida Secreta de tus Mascotas 2 no logra una igual calidad que la película original y termina sucumbiendo ante un muy probable apuro por parte del estudio para poder figurar en la taquilla. Humor previsible y demasiado infantil, junto con un guion en donde la trama no está para nada bien establecida son las principales fallas de un film que si bien es lindo de ver por sus personajes, es completamente olvidable.