La vida en la cárcel nunca fue ajena al cine. En materia de documentales, hay una nutrida cantidad de exponentes, que hacen foco en presidiarios o en el sistema carcelario en general, o para registrar algún aspecto, como The Mark of Cain, sobre los criminales rusos y sus tatuajes. Sin embargo, no sobresalen las producciones que estén centradas en otras figuras o acontecimientos ligadas a ese microcosmos.
La visita rompe con los esquemas habituales al seguir son pausa a las esposas y familias de los presidiarios del penal de Sierra Chica.
La cámara permanece junto a ellas desde el principio de lo que parece un ritual: la llegada en micro cada fin de semana, los saludos entre las distintas mujeres, las compras en un bar que ya es de confianza para las visitantes, la ansiedad, la alegría, el dolor, la perseverancia.
Jorge Leandro Colás había dirigido los documentales Parador Retiro, Gricel y Los pibes. Luego de Barrefondo, su estupendo debut haciendo ficción, regresa con un nuevo documental de observación, que incluye algunos testimonios frente a cámara. Una vez más se centra en la historia de la Argentina secreta, con honestidad, sin idealizar y sin emitir juicios, registrando cada detalle. Podemos conocer la historia de algunas de las mujeres (desde las más veteranas hasta las más nuevas), la amistad entre algunas de ellas, la espera junto a la puerta de la cárcel (incluso durante horarios incómodos y en días de temperatura inclemente), sus alegrías, su sentido del compromiso y del sacrificio. También presenta a personajes como en dueño del bar, ya un amigo y compinche de las visitantes, proveyéndolas de comida y bebida.
Un aspecto fundamental es que Colás se queda con las familias y fuera del penal, y nunca con los presidiarios, de modo que nunca se pierde el foco del documental. Otro logro del director es darle una potencia dramática a cada escena, en base a una puesta en escena cuidada, lo más próxima al cine de ficción.
La visita muestra un costado poco visible de la vida en la cárcel, y sin necesidad de internarse en sus pasillos. Muestra la intimidad de las esposas, las novias, las abuelas, las hermanas, la familia de quienes cumplen condena, y el nivel de fidelidad que denota un genuino amor.