Todos necesitan un amigo
A pesar del elenco de lujo formado por Isabelle Huppert y Chloe Grace Moretz, este relato ya quedó viejo y Neil Jordan no logra sorprender con su nueva obra, por más que está muy bien confeccionado.
En la década de 1990, este subgénero de suspenso psicológico caracterizado por la obsesión de una persona con otra, los llamados incesantes, los mensajes anónimos, las amenazas, el miedo a quedarse solo, las persecusiones ridículas, todo con el objetivo de enloquecer a la victima, ha sido muy famoso y rentable. Pero ahora esto queda antiguo, pasado de moda, fuera del marco temporal de su auge, ya sin mucho sentido.
La nueva película de Neil Jordan es un buen relato clase B, sencillo, donde una señora está desesperada por llenar un vacío existencial en su vida, sin importar lo que esto conlleve. Se trata de una historia pequeña pero interesante, aunque lamentablemente no llega a cumplir con las expectativas de esta época, valiéndose de recursos poco originales.
La viuda cuenta la historia de Frances (Grace Moretz), una inocente jovencita que, tras la muerte de su madre, se muda a Manhattan con su amiga Erica (Maika Monroe). Un día, encuentra un bolso extraviado en el metro y decide devolverlo a su dueña, Greta (Huppert), una mujer con una exasperada necesidad de compañía. Rápidamente se convierten en amigas muy cercanas, antes las ansias de llenar esos vacíos en sus vidas, pero su amistad muta cuando Frances descubre las siniestras intenciones de Greta.
La trama va directo al momento del hostigamiento, sin tanto preámbulo y eso está bien hecho. El recurso de la amiga de Frances también está correctamente utilizado, siendo la que “se da cuenta de las cosas raras que le suceden a su amiga”.
La película se sostiene a partir del dueto actoral de Isabelle Huppert y Chloe Grace Moretz, que realmente son fascinantes, aunque en esta historia no están bien aprovechados sus talentos, quedando los arcos de transformación de los personajes notablemente toscos.
Neil Jordan, el irlandés conocido por dirigir, entre otros, éxitos como El juego de las lágrimas (1992) y Entrevista con el vampiro” (1994) siempre se está reinventando en su larga carrera y eso ya supone un éxito. En este caso, dirige y es coguionista de La viuda, un pequeño relato clase B muy prolijo pero con más cerebro que corazón.
El thriller queda anticuado, cumpliendo con todos los parámetros establecidos en este tipo de cine noventoso lo que, sumado a lo inverosímil de las situaciones narradas, supone un problema no resuelto de principio a fin de la película, sin llegar a reconocer si se debe reír, angustiarse o asustarse en cada escena.
La viuda no es una película que asuste ni entretenga por completo, como si se quedara a mitad de camino de cualquiera de las opciones. La frase de cabecera de Greta “todos necesitan un amigo” encaja bien con la soledad de los personajes y la desolación de sus vacíos. Con semejante director y actrices, la película podría haber sido muchísimo más, pero se queda en un cine de entretenimiento sin ningún tipo de pretensión.