La Viuda es un thriller sin sorpresas ¿y humor?
Neil Jordan vuelve a la pantalla grande con un thriller psicológico de esos que le calzan como anillo al dedo, pero esta vez se pierde en excesos y lugares comunes.
Después de “Mona Lisa” (1986), “El Juego de las Lágrimas” (The Crying Game, 1992) y hasta “Entrevista con el Vampiro” (Interview with the Vampire, 1994), la carrera de Neil Jordan lucía más que prometedora, pero se fue diluyendo entre fracasos de taquilla, películas que pasaron desapercibidas y series televisivas como “Los Borgia” (The Borgias, 2011-2013). “La Viuda” (Greta, 2019) es su regreso al thriller psicológico con todas las letras, pero en el conjunto de lugares comunes y una historia demasiado trillada, se le notan estos años de ‘alejamiento’.
Jordan y Ray Wright (“Caso 39”) son los responsables de este guión hecho, más que nada, para el lucimiento de sus dos protagonistas: Isabelle Huppert y Chloë Grace Moretz, sin dudas, lo más disfrutable de esta historia con muchas reminiscencias al género en sus versiones de los años ochenta y principios de los noventa, más que nada, cuando pensamos en antagonistas perturbados y obsesionados como los de “Atracción Fatal” (Fatal Attraction, 1987) y “Mujer Soltera Busca” (Single White Female, 1992), que no dejan muy bien paradas a las mujeres.
Ok, ya les dimos una pista de por dónde viene este argumento centrado en Frances McCullen (Moretz), jovencita que trabaja como mesera, mientras comparte el coqueto departamento de su amiga Erica Penn (Maika Monroe), en Manhattan, y trata de recuperarse del reciente fallecimiento de su mamá, evitando contactarse con su padre (Colm Feore), quien pudo seguir adelante con su vida.
Volviendo a casa en el subterráneo, la chica encuentra una cartera en apariencia olvidada. Obviamente, jamás escuchó eso de que hay que alejarse de cualquier cosa sospechosa y, en cambio, decide no dejarla en objetos perdidos y llevarla a su hogar para poder devolvérsela sana y salva a su legitima dueña. Adentro encuentra el nombre y la dirección de Greta Hideg (Huppert) y hacia allí se dirige para ser coronada una buena samaritana.
Agradecida por el gesto, la mujer la invita a tomar una tacita de té y a contarle un poco sobre la historia de su vida. Greta nació y se crió en Francia, donde ahora estudia su hija, es profesora de piano, viuda, y claro, anda arrastrando su síndrome de nido vacío. Así es como se conectan estas dos protagonistas: una hija que extraña a su madre y viceversa. A simple vista, una relación bastante extraña, pero normal, aunque esto no le gusta nada a su amiga.
Frances y Greta empiezan a pasar bastante tiempo juntas, hasta que la jovencita descubre que no fue la primera en encontrar la cartera perdida de Hideg. A pesar de que la chica intenta cortar todo contacto de raíz, la señora resulta ser un tanto persistente, y bajo sus constantes llamados y encuentros no tan fortuitos, esconde intenciones bastante macabras. Un giro poco original y para nada inesperado porque, ¿a quién en su sano juicio se le ocurre hacerse amiga de una solitaria mujer mayor con acento extranjero?
A Hit-Girl no le pasan estas cosas
Chistes aparte, “La Viuda” termina siendo una acumulación de clichés y momentos predecibles de esos que se ven venir a varias cuadras de distancia. La dupla protagonista hace su mejor esfuerzo con el material que le toca pero, así y todo, no podemos excusar ciertos momentos casi hilarantes y poco verosímiles en pleno siglo XXI. Las exageraciones de Huppert son legendarias, y el personaje de Stephen Rea (un detective privado) resulta casi un insulto para la inteligencia del espectador, que debe creer que la astucia y la habilidad de Hideg pueden sobrepasar a la policía que, por cierto, acá está bastante pintada. ¿Por qué nunca se puede confiar en los agentes de la ley?
Festejamos que Hollywood le dé oportunidad de brillar a una actriz como Huppert que siempre se corre de los típicos papeles para ‘mujeres de cierta edad’. La interacción con Moretz tiene grandes momentos, pero la joven actriz sale mejor parada, más que nada, porque su personaje es más creíble y está mucho mejor desarrollado. Jordan logra atraparnos con algunos de sus juegos y escenas cargadas de tensión, las cuales se disipan rápidamente cuando podemos proveer sus intenciones.
En resumen, “La Viuda” es un thriller demasiado convencional, que podría salir bien parado si su argumento no cayera en tantos facilismos, excesos y tropos desgastados. La fórmula pudo haber funcionado en otros tiempos, pero a pesar de la ‘modernidad’ de ciertos aspectos del relato y una historia casi en su totalidad femenina, la estructura y sus giros no se sostienen porque ya fueron utilizados hasta el hartazgo.