Hubo muy buenas películas en las que mujeres, por un motivo u otro, acosan a hombres o a mujeres. A la clásica Atracción fatal, con conejito en la olla incluido, podemos agregarle Mujer soltera busca, o La mano que mece la cuna, casi una obra maestra de Curtis Hanson.
Dentro de ese subgénero que podríamos llamar el de la mujer psicótica acosadora se suma La viuda. Greta, mucho más sutil es el título original de la película que marca el regreso al cine de Neil Jordan, tras dirigir la serie Los Borgia. Es que Greta es una de las dos protagonistas, y la asediadora constante y sonante.
Frances (Chloë Grace Moretz, de Kick-Ass y Suspiria) encuentra un buen -o mal- día una cartera en un asiento del subte de Nueva York. Decide devolvérsela a su dueña, y así conoce a Greta (Isabelle Huppert). Greta vive sola, afirma ser francesa y es todo un encanto con la joven.
Pero, siempre hay un pero, lo que comienza a vislumbrarse como una amistad se torna una situación insoportable. Justo cuando Frances comienza a ver en Greta una suerte de madre sustituta, descubre en la casa un conjunto de carteras iguales a la que encontró en el subte.
Decidida a cortar la relación, Greta se volverá insoportable. La seguirá, y hasta irá al restaurante donde Frances es camarera.
El cine nos ha mostrado cómo actúan los psicópatas, y así como Greta es encantadora, también puede ser intolerable, insufrible, inaguantable y todos los in que puedan imaginarse.
De no ser porque Isabelle Huppert encarna a Greta, otro sería el asunto. Mientras Frances no experimenta otro cambio que no sea extrañeza, Greta va mutando, y a medida de que el guión avanza -es una manera de decir, porque en verdad, retrocede en cuanto al interés, rendimiento y atracción- se ven nuevos bordes del irritante personaje.
No vamos a adelantar nada, porque esto, después de todo, es un thriller, pero Jordan no está en su mejor momento. Falto de timing, con algunas escenas que están más cerca de provocar una risita que una sensación de sorpresa, contó con Stephen Rea (a quien el irlandés dirigió El juego de las lágrimas) en un papel pequeño que le queda más chico aún.