Una mujer para la leyenda.
Felicity Jones (Rogue One: Una historia de Star Wars, La teoría del Todo), Armie Hammer (Call Me By Your Name) y Justin Theroux (La chica del tren) protagonizan la historia real de la mujer que desafió al sistema legal estadounidense y sentó las bases contra la discriminación de género.
Dirigida por Mimi Leder (El pacificador, Impacto profundo), con un guión escrito por el sobrino de la protagonista, la película está inspirada en la historia real de Ruth Bader Ginsburg, una joven abogada y madre de familia que, junto a su marido, el abogado Martin Ginsburg, cambió el curso de la historia con un singular caso sobre discriminación de género que abrió el camino para la igualdad en los Tribunales.
En pocas semanas hemos tenido oportunidad de ver dos películas sobre esta mujer excepcional: el documental RBG, realizado por Betsy West, y este biopic de Mimi Leder, largometraje clásico concentrado en los comienzos de la carrera de la jueza Ginsburg, quien actualmente, a los 85 años y operada de un cáncer de pulmón, es la decana del Tribunal Supremo de Estados Unidos.
En mi opinión, el documental es infinitamente superior, con el material de archivo y las entrevistas que incluye, entre ellas varias con la propia jueza; la película, absolutamente pertinente en los tiempos del #MeToo, adolece de un exceso de disquisiciones legales y de sesiones de tribunal, tan repetidas en el cine estadounidense, muchas veces con enorme acierto.
Muy poco conocida en nuestro país, Ruth Bader Ginsburg, interpretada con convicción por la británica Felicity Jones, es una leyenda del feminismo made in USA. Idealista y apasionada, estudiante de leyes y licenciada en la Escuela de Derecho de Harvard, en los años 1970 se convirtió en una ferviente defensora de la igualdad entre hombres y mujeres. En su carrera de abogada ha defendido más de trescientos casos de discriminación sexista, seis de los cuales en el Tribunal Supremo (ganó cinco), del que forma parte desde 1993.
Una de esas producciones hechas para cine pero que tienen tufillo de película de sobremesa de fin de semana con pretensiones. Mimi Leder no puede ocultar su profesionalidad en el medio televisivo y que su carrera ha transcurrido principalmente en televisión lo que no es un demérito. La alta calidad del reparto y de la producción no pueden con esa pátina de telefilme que arrastra.
Los dos principales protagonistas están realmente bien, así como los secundarios -en especial Kathy Bates y Sam Waterston, ambos impecables en sus composiciones- pero todo parece ya visto y de poca enjundia.
Con todo es una película buena con una realización correcta.