Llega a la cartelera otra película muy en sincronía con la coyuntura, y muy necesaria para hacer una rectificación sobre la igualdad de género.
On the basis of sex, título original de la cinta, cuenta la historia real de Ruth Bader Ginsburg, quien llegó a ser jueza de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos.
Su vida profesional (e incluso personal) no fue fácil, y esta biopic da cuenta de ello.
Aunque todo medio edulcorado, y con un “filtro muy Hollywood”, la película cumple su cometido y le llega al espectador.
El ritmo es bueno, la directora Mimi Leder encontró un buen balance para retratar temas técnicos en cuanto a leyes, junto con la lucha por igualdad de derechos.
Felicity Jones vuelve a demostrar, una vez más, que es excelente en todo lo que hace. Tal vez su envejecimiento (vía maquillaje) no está tan bien logrado o en concordancia con lo que ella esgrime, pero aún así sale muy bien parada.
A este tipo de película no le hacía falta un co-protagonista fuerte, pero que alguien como Armie Hammer sea el ladero, le da aún más legitimidad.
El resto del elenco está muy bien, y muy marcado, tal vez eso aleja un poco de la realidad. Pero odiás a quien te dicen que tenés que odiar y amás a quien te dicen que tenés que amar. Nunca hay grises.
Y tal vez está bien que no los haya, que no haya detalles fidedignos en el cómo, para centrase más en el por qué.
Aún parece increíble que esto haya sucedido hace tan poco tiempo, y que aún sucedan cosas similares.
Hollywood siempre ha sido, para bien y para mal, un espejo y vidriera de la sociedad, los cambios, y lo que se viene.
On the basis of sex, y producciones similares ya estrenadas y que están por estrenarse, dan testimonio de ello. Es un deber verlas.