En un contexto marcado por la pobreza, la exclusión y la redistribución de tierras junto con la producción de alimentos son los elementos centrales de este documental que transita con fuerza y calidez la pobreza y la esperanza de esos pobladores que sobreviven a fuerza de coraje y de esperanza. En torno de estos elementos aparecen los campesinos que fueron desalojados por el avance de las más modernas tecnologías y que, empecinadamente, vuelven a sus tareas rurales construyendo una audaz alternativa frente a tanta desigualdad.
El director Juan Pablo Lepore (Sin patrón, una revolución permanente; La jugada del peón, el agronegocio letal) supo, con su cámara inquieta, lograr la necesidad de hacer visibles las dificultades que ocurren en el campo profundo, donde el negocio de los grandes terratenientes avanza y obliga a las antiguas comunidades a abandonar sus tierras. No escaparon tampoco para el realizador las similares condiciones de vida de los campesinos brasileños, quienes se muestran aquí siempre dispuestos a reunirse en cooperativas unidas por la tenacidad y el esfuerzo cotidiano.
A través de las palabras de varios de esos trabajadores y de quienes se convirtieron en sus amigos se evidencia que es posible la vuelta al campo y que se puede retornar al estilo de vida que ayuda a construir un futuro mejor para sus hijos.