El primer paso para sanar una herida o trauma, dicen los psicólogos, es reconocer que existe. Laberinto de mentiras propone que para una sociedad entera, tomar conciencia de lo acontecido en Austwitchz también es un buen comienzo. Cuando el fiscal que llevará a cabo los enjuiciamientos a los ex oficiales de la SS plantea su propósito ante la justicia, sus colegas acusan que realizar tarea semejante no solo sería en vano sino también "veneno para esta joven democracia".
La estructura argumental de la película es simple y clara. Se trata de denunciar y traer a la actualidad (de los años 60) el espanto y el horror de lo que sucedía en la Alemania Nazi a la que luego de la guerra tantos negaron. Esa sociedad que prefiere soñar y reconstruir su futuro camuflando la justicia y edulcorando la amargura alega que los crímenes de guerra ya fueron resueltos por los aliados en el tribunal de Núremberg. El joven e ingenuo fiscal Radmann considera no sólo que no está resuelto, sino también que deben ser los alemanes quienes juzguen su propia historia y le recuerden al pueblo que aquello que consideran un pretérito resuelto no es más que una falsa sanación de una herida aun abierta. Contra viento y marea el impoluto abogado va conociendo de a poco a qué se enfrenta. Apenas una generación después, el nazismo resulta estar mucho más presente de lo que él cree. Pero su meta es clara.
La película se construye a través de los intentos de poner voz a los silenciados reivindicando el sentido de la justicia por sobre cualquier intento de sanar a través del olvido. El cine alemán nos tiene acostumbrados a buenas construcciones de relatos con ayuda de estilizados trazos de directores jóvenes que de a poco buscan sus voces. Basta con ver cualquiera de la amplia oferta que trae el festival alemán todos los años a nuestro país. Laberinto de mentiras parece elevar la vara en cuanto a calidad y virtuosismo detrás de cámaras. Cada plano, con su respectiva composición, movimiento de cámara, iluminación y fotografía adquiere un grado de perfección envidiable para cualquier industria cinematográfica. Aquellos que quieran acusar de cliché al tratamiento de una película alemana sobre la tragedia del holocausto seguramente encuentren satisfacción en cada fotograma expuesto con extremo cuidado y premeditación.