El crecimiento exponencial que tuvo durante estos años Melissa McCarthy es impresionante. El salto lo dio con Bridesmaids, claro, y hasta le valió una nominación al Oscar por su papel en dicha película, pero hace años viene haciendo pequeños roles en muchas comedias americanas, así que no debería sorprender tanto su merecido reconocimiento. Pero ¿qué pasa cuando una actriz destaca muchísimo como secundaria pero hace aguas como protagonista? Identity Thief pasa.
El anterior proyecto del director Seth Gordon fue la explosiva Horrible Bosses, que supo sacar provecho de todo su elenco y de una premisa muy divertida. Quizás se debió al guión, que era bastante inteligente, y en esta ocasión el mismo está a cargo de Craig Mazin, que tiene en su haber desde Scary Movie 3 y 4 hasta The Hangover Part II y III. Con ese prospecto uno sabe por donde vienen los tiros en esta ocasión. Lo cierto es que la trama descabellada no apunta hacia ningún lado y se sostiene por el solo talento actoral que produce la pareja que conforman McCarthy y el parco pero gracioso Jason Bateman. La regla del secundario apenas afecta a Bateman, que tiene una veta de humor muy particular, que no es para todos los gustos. Menos que menos cuando en el camino la comedia se transforma en una road movie con criminales de por medio y toques de drama densos para generar empatía con la protagonista, una vividora a la cual no le importa nada más que su pellejo. No digo que una comedia no deba tener moral, pero cuando ésta misma intenta encajarse a la fuerza al espectador se nota, y mucho.
Como ya le sucedía a Bridesmaids, cuando una comedia roza las dos horas de duración, es difícil mantener un nivel de hilaridad constante. Al film de Paul Feig le costaba retener las situaciones excéntricas durante mucho tiempo, pero las compensaba con el drama interno de la protagonista, gracias al guión de la también actriz Kristen Wiig.Identity Thief resulta entonces muy larga y no cuenta con escenas rebosantes en comedia ni tampoco ahonda mucho en el drama, sino que funciona más como un dedo en la llaga. El poco humor que logra rescatarse se ve ahogado por escenas de corridas, escapes a alta velocidad, choques, tiros y secuaces varios, que hunden momentos como las enormes mentiras de la protagonista femenina, que se suceden una y otra vez pero con matices diferentes.
Identity Thief se beneficia del talento de Bateman y McCarthy, pero le falta alma y le sobra metraje. El que mucho abarca, poco aprieta, y bajo ese sencillo refrán es que la película se desploma. Una pena, por lo que esperamos algo mejor para Melissa en la próxima The Heat.