Un enorme y talentoso reparto, se da cita en este drama de enorme belleza que como en LA VIDA ES BELLA presenta el horror de la guerra y el racismo desde los ojos e inocencia de un niño. Pese a lo tortuoso del tema, el filme nunca apela al golpe bajo, ni busca la lágrima fácil, pero no por esto es una cinta fría o con personajes distantes. Por el contrario, la empatía con los protagonistas se da de manera natural, por lo creíble que cada uno de ellos resulta. Y si bien SOPHIE NÉLISSE la niña protagonista cumple con creces su trabajo interpretativo, es el matrimonio que componen GEOFFREY RUSH y EMILY WATSON el que merece el aplauso de pie.
Edificante y amena.