Precisa y bella historia sobre la guerra.
Retratar la Segunda Guerra Mundial no es tarea fácil para ningún director, pero Brian Percival -aún con su corta experiencia en la pantalla grande- parece haber entendido a fondo la esencia de la tragedia. Basada en la novela homónima de Markus Zusak, Ladrona de Libros es la historia de la pequeña Liesel y su separación de su madre y hermanos, que acusados de comunistas deben exiliarse en otras ciudades.
Es fácil entrar en ligazón sentimental con la pequeña Liesel y su personalidad inteligente y valiente. Es una suerte de Matilda de 1938 cuya curiosidad inabarcable, ahora sedada por una ideología detractora de la historia que quema los libros, late muy fuerte en su pequeño cuerpo.
Refugiada en Alemania, Liesel conoce las mentes envilecidas por la propaganda fascista y en medio de esa nueva realidad, intenta encontrar el camino hacia el descubrimiento personal. Entre las personas que la ayudarán a conocerse será de vital relevancia un joven judío llamado Max, quién en palabras de ella fue quien “le dio ojos”.