Con cinco nominaciones al Oscar, incluyendo mejor película, dirección, guión, actriz y actriz de reparto, este segundo largometraje de Greta Gerwig fue una de las grandes sorpresas de la última temporada hollywoodense. Se entiende, si bien "Lady Bird" responde a las características de la típica producción indie, tiene dos grandes cualidades que la distinguen más allá de cualquier estilo: las buenas y creíbles actuaciones, y su notable fluidez narrativa.
Saoirse Ronan es Christine, una adolescente con algunos caprichos, como el de hacerse llamar Lady Bird. La película la sigue desde su último año en el colegio secundario hasta su viaje para entrar en la universidad, siendo ése uno de los conflictos principales en la historia de esta joven de Sacramento, California, que sueña con una vida más sofisticada en la Coste Este. La directora y guionista sabe lo que quiere contar, y lo hace con naturalidad y pulso narrativo. Hay detalles sin desperdicio, empezando por los apuntes del colegio católico, la problemática relación del personaje de Ronan con su madre (Laurie Metcalf), y los sinsabores de la clase media estadounidense. El film también enfoca los primeros desengaños románticos y la iniciación sexual de la protagonista, que la lleva a sus primeras señales de madurez. La película transcurre vertiginosamente por estas cualidades, pero hacia el final cierta sobrecarga melosa resta un poco a lo que es una recomendable comedia dramática sobre la adolescencia.