Lady Bird: Madre, hija y adolescencia.
Greta Gerwig debuta como directora en solitario con una comedia dramática repleta de buenas actuaciones, nominaciones y gritos entre madre e hija.
Teniendo ya una larga carrera en cine independiente y habiendo pasado por el circuito de festivales con varios proyectos muy celebrados, el debut de Greta Gerwig como directora en solitario termina por valerle infinidad de premios cuando todavía no cumple los 35 años. A la dirección y el guion de la buena de Greta, se suman las también galardonadas actuaciones de Saoirse Ronan (Atonement, Hanna) y Laurie Metcalf (madre experta en ficción, con The Big Bang Theory y Toy Story) como un dúo madre e hija que logra cautivar tanto con gritos como silencios.
El film nos cuenta la historia de una adolescente sobrellevando su vida mientras desea ser cualquiera persona menos ella misma al punto tal de descartar su nombre y elegir uno propio: Lady Bird. No hace falta mucho más para una película que explora el coming-of-age, pero cuando nuestra protagonista se arroja del auto en movimiento en medio de una acalorada y repentina discusión con su madre entenderemos que este es un film que ofrece mucho más que el mínimo indispensable. Es esta relación madre e hija que sirve como eje de una comedia dramática que como pocas logra activar un amplio umbral de sentimientos con una trama que se siente como un fiel reflejo de la vida real.
Esta cualidad de autenticidad es una de las fortalezas que Gerwig logró brindarle a su debut gracias a todo el trabajo que viene realizando a lo largo de los años. La última mitad de los años ’00 la vieron protagonizando importantes trabajos del subgénero independiente “mumblecore“, basado alrededor de dialogo realista y sobre todo improvisado, mientras que en la primera mitad de los ’10 comenzó a colaborar de forma aún más creativa en importantes proyectos del director Noah Baumbach (valiéndole incluso una nominación al Globo de Oro como Mejor Actriz por su papel en Frances Ha). Toda esa experiencia haciendo foco en el cine realista dentro del circuito independiente hace que Lady Bird no se sienta como un debut. La película logra transmitir una voz precisa y enfocada de la manera justa para entregar una historia que verdaderamente parece imposible que haya sido construida por otro cineasta.
Siendo Gerwig una actriz, no es de extrañar la fortaleza que muestra el elenco. Pero sin intención de minimizar la increíble labor realizada no solo por el dúo de actrices nominadas al Oscar sino también por el resto del cast, la realidad es que alcanzaron un brillo impresionante gracias a un trabajo de casting que permitió a un guion descomunal realizarse de forma impecable. La dirección propiamente dicha no tiene muchos brillos, pero la tamaña tarea de organizar todas las facetas cinematográficas y lograr un proyecto que pueda ir de la mano a la perfección con su guion merece mucho mérito para la directora.
Es una historia de momentos separados que se sienten constantemente como uno solo. Son recuerdos tangibles en un presente que parece una ventana a la vida real más que una pantalla de cine. En una narrativa impecable como esta es inevitable que haya algunas manchas, puntualmente parece ocurrir un mal que muchos guiones suelen sufrir: el guion sabe la escena que la película necesita en ese momento, pero no tiene idea de como llego a ella.
Pocos comienzos son más impactantes en una comedia realista como su protagonista dejándose caer de un auto en movimiento, no importa que la forma de actuar del resto de los personajes en el resto de la cinta haga parecer que ese momento fue borrado de sus memorias. De la misma manera, hacia el final del film la madre tratara de animar a su hija en un momento de vulnerabilidad revelándole a la audiencia que semanalmente suelen ir a la par a ver casas que nunca van a comprar, una actividad que como mínimo es completamente opuesta a sus firmes creencias de que su hija no aprecia lo que tiene y su rechazo total hacia los sueños inalcanzables de la pequeña. Estos pequeños detalles terminan destacando por tratarse de un guion que en el 90% del tiempo alcanza una armonía prácticamente perfecta.
Discusiones que se generan de la nada, ambivalentes tensiones auténticas de una friccionada relación entre una madre exhausta por llegar a fin de mes y su hija adolescente con sueños de vivir cualquier vida menos la suya. Relaciones amorosas o amistades que se forman tan intensamente como luego terminan por chocar en llamas. La adolescencia es una época difícil para todos los que la transitan y sobre todo la gente que acompaña, pero si lograron dejarla atrás de forma exitosa (o si todavía estas perdido en ella) hay pocas propuestas mejores que revivirla por un rato con un film que pone lo plástico de las usuales historias de Hollywood en vergüenza.