La actriz Greta Gerwig hace su debut como directora en un film del estilo coming of age titulado “Lady Bird”. La película le valió una nominación como Mejor Director en la próxima entrega de los premios Oscars y se alzó con varios reconocimientos.
Gerwig comenzó su carrera trabajando para directores como Noah Baumbach (“Greenberg”) y Joe Swanberg (“Drinking Buddies”), y es por ello que se la comenzó a vincular con el subgénero indie conocido como Mumblecore (un género de bajo presupuesto que tiende a la actuación y a los diálogos naturalistas, muchas veces improvisados, y poniendo el énfasis en ellos por sobre la trama. Además, suelen enfocarse en las relaciones personales de gente que se encuentra entre los 20 y los 30 años).
Siguiendo con la línea de las películas en las que participó como actriz, la directora debutante nos ofrece una comedia dramática sincera, modesta, honesta, personal y autorreferencial. La cinta cuenta la historia de una joven estudiante que se hace llamar “Lady Bird” (Saoirse Ronan). Ella se muda con su familia a la ciudad de Sacramento, California, donde transita su último año en la secundaria. La joven, con inclinaciones artísticas y que sueña con vivir en la costa Este, tratará de ese modo encontrar su propio camino y definirse fuera de la sombra protectora de su madre (Laurie Metcalf).
El argumento no trae nada que no hayamos visto previamente, pero lo que resulta realmente interesante, atractivo e innovador es el estilo y la forma en la que se nos presenta la historia. De manera sutil y cuasi minimalista, el relato nos irá llevando por un camino de aprendizaje que va viviendo la protagonista, la cual deberá lidiar con las dificultades que van más allá de los problemas juveniles que pueda a llegar a tener una chica de 17 años. Su entorno familiar se encuentra asediado por problemas económicos bastante profundos, y su educación universitaria está en peligro por el mismo motivo. A su vez, entra en juego el presente de Lady Bird, que asiste a una escuela secundaria privada con una fuerte instrucción religiosa, y donde algunos de sus amigos y/o compañeros tienen un mejor pasar financiero, generando un contraste social bastante fuerte.
No obstante, también habrá espacios para los típicos problemas de una adolescente, pero creando interesantes debates en relación al vínculo madre-hija, a la amistad, al amor y a las primeras relaciones sexuales. Lo más atractivo del largometraje recae en el realismo con el que fue tratada esta comedia dramática, que a diferencia de grandes coming of age del pasado, se ve bastante natural y verosímil con situaciones efectivamente motivadas.
Los puntos más altos de la cinta están representados en la dirección de Gerwig, que desde el primer momento nos exhibe su visión sobre los tópicos enumerados previamente de una forma clara, concisa y sin condescendencia; y en las actuaciones de Laurie Metclaf y de Saoirse Ronan, que nos otorga una de sus mejores actuaciones hasta la fecha. Ronan no solo tiene un gran abanico de matices para componer a esta chica confundida y en etapa de descubrimiento, sino que también se consolida como una intérprete madura a través de una compleja naturalidad a la hora de encarar las situaciones tragicómicas que atraviesa.
“Lady Bird” es un film indie con mucha alma, estupendamente actuado y dirigido, que busca ubicarse en el olimpo de las historias sobre el alcance de la madurez. Todo esto es el resultado de una naturalidad inherente a priorizar los diálogos y a los personajes por sobre la historia en sí. Una cálida y agradable sorpresa para el género y el cine en general.