La historia que nos presenta su directora Greta Gerwig, no es nueva, ya hemos visto otras similares, el tema está en cómo se encuentra enfocada, la relación entre esa madre e hija, la crisis económica, el carisma que tiene el personaje principal, como van fluyendo las emociones y el agregado de toques de comedia negra.
Ambientada en 2002, Christine (Saoirse Ronan, muy bien interpretada, le pone emoción y creatividad) a quien llaman Lady Bird, tiene 17 años, pertenece a una familia de clase media y va a un colegio de clase alta, tiene sus miedos y sueños, vive con su madre estricta, Marion (Laurie Metcalf, maravillosa en su personaje y ofrece interesantes diálogos) pero discuten bastante, además ella quiere estudiar en una escuela de artes de Nueva York, y su madre no puede afrontar esos gastos.
Dentro del elenco secundario: el padre de Lady Bird es cariñoso y está interpretado por Tracy Letts, Beanie Feldstein como Julie, amiga de la protagonista, Lucas Hedges como Danny O’Neill, Timothée Chalamet como Kyle, ambos interesados en el corazón de Christine. El film recurre a soluciones fáciles, con algunos clichés, algo trillada, maneja bien la ironía y satiriza a la sociedad.