Basada no en Shakespeare, sino en una novela rusa, Lady Macbeth de Mtsensk, y ubicada en una Inglaterra antigua y rural, esta es la muy intensa historia de pasión y sangre de una mujer joven, sometida e infeliz, que hará todo por vivir su romance con un empleado de la casa. Sí, remite a la historia de amor prohibido entre clases de Cumbres Borrascosas, en el clima ominoso de una gran casa decadente en medio de los campos nublados. Pero Lady Macbeth propone una crónica bastante cruda de ese crescendo, jugada por tres personajes centrales, atrapante como un buen policial. Como una tela de araña, la joven apasionada se irá ocupando de tragar a todos los que se interpongan en el camino al cuerpo de su amante, revelándose ante los demás personajes -y el espectador- como imperturbable fuerza oscura, un espectáculo, gracias al trabajo de Florence Pugh, digno de verse.