La complejidad de la ópera prima de William Oldroyd no se enuncia pero se muestra. En esta transposición del relato del escritor ruso Nikolái Leskov publicado en 1865 (“Lady Macbeth de Mtsensk”), la psicología y la política se leen en las acciones. Nadie pronuncia las palabras clase, aristocracia, género, pero esas categorías sostienen el fondo simbólico de cada acto, lo que no significa que orienten el pensamiento. La acción sin discurso o la prescindencia de cualquier explicación moral son una hostil pero estimulante provocación.