Se encuentra basada en Lady Macbeth de Mtsensk, un relato que el escritor ruso Nikolai Leskov publicó en 1865, la trama se sitúa en la Inglaterra rural de mediados del siglo XIX.
Katherine (Florence Pugh, “El pasajero”. Muy bien interpretada te conmueve, la podes amar y odiar) es bella, joven, vive sometida a una serie de humillaciones y desprecio por parte de su esposo.
Se encuentra en una enorme casona llena de empleados, un día su marido se va por un largo tiempo como es lógico sin dar ningún tipo de explicaciones.
Ella está sola y abandonada, rodeada de un gran bosque, con el personal de limpieza y de mantenimiento, se aburre, pero sus días cambian cuando conoce a su sirviente Sebastián (Cosmo Jarvis), comienza a tener una relación tormentosa y se libera de todo. Su doncella Anna (Naomi Ackie) ante tal situación se queda muda de miedo. Katherine ya no tiene escrúpulos ante nadie, desconoce a su suegro Boris Lester (Christopher Fairbank), y a su marido Alexander (Paul Hilton).
Su transformación impacta, Katherine, ya no tiene la misma mirada, es un ser perverso, egoísta, siniestro y malvado, está dispuesta a vengarse de quienes la trataron como un objeto y es capaz de cometer cualquier crueldad.
Esta es la opera prima del director británico William Oldroyd y la guionista Alice Birch, quienes nos dan buenos planos generales, fijos, frontales, hasta por momentos se utiliza la cámara en mano, su iluminación de otorga cierta sobriedad y exalta ciertas situaciones.
Lo que resulta más impactante son las acciones, las miradas, las imágenes más que los diálogos y cuenta con una buena dirección de actores. Podemos observar la destacada fotografía de Ari Wegner. Tiene algunos elementos de la tragedia de corte shakespeariano (“Lady Macbeth capaz de matar por el poder).