Una sonrisa contra la recesión
Larry Crowne, escrita, dirigida, protagonizada, por el actor en debacle Tom Hanks y coprotagonizada por Julia Roberts es una fallida comedia romántica sobre segundas oportunidades en el contexto de la recesión económica que azota a Estados Unidos. Pero también es el ejemplo más crudo de la superficialidad con que la industria aborda temáticas profundas en manos de actores que no están a la altura de las circunstancias y que por su escaso nivel de compromiso social son menos creíbles que un discurso de Barak Obama en las Naciones Unidas.
Claro que además de Tom Hanks, detrás del guión aparece la coautora Nia Vardalos para dotar de cursilería y estereotipos al relato que esta vez trascienden fronteras: hay latinos que hacen de latinos, negros que hacen de negros y Tom Hanks que hace de Forrest Gump pero en la universidad. En una trama que cuando busca el humor apela a la torpeza de los personajes o a la repetición aburrida de frases o acciones y que cuando pretende cierto grado de seriedad le alcanza con el cambio de rostro de sus actores.
La premisa parece abocar a la idea de ponerle una sonrisa a la recesión y dejar un mensaje con la moralina imbécil de siempre que con el esfuerzo y la dedicación todo se consigue en la tierra de la igualdad y las oportunidades. Así se define el derrotero del protagonista, Larry (Tom Hanks), a quien los embates corporativos dejaron fuera del sistema en un abrir y cerrar de ojos tras años de servicio en una empresa estilo Home Depot, que lo nombrara incontables veces empleado del mes, habiendo sido en su juventud un cocinero en la marina que le permitió recorrer el mundo.
El argumento de despido es tan irrisorio como la realidad misma cuando el hombre pasa a ser una variable de ajuste económico por no tener un título universitario que le permita ascender en el futuro del puesto en la empresa, aspecto que lo vuelve poco redituable.
Desempleado y con una hipoteca impagable, el futuro de Larry se torna oscuro pero lejos de entregarse a la depresión le pone el corazón y el pecho a las balas y se anota en la universidad. Allí conocerá a Mercedes (Julia Roberts), una desganada profesora de literatura que sostiene económicamente a un marido holgazán -es decir, el opuesto de Larry- y transita por un momento crítico en su matrimonio al lado de ese parásito que ahora en sus tiempos de ocio se ha vuelto un experto blogger. Ella tiene a su cargo el curso de oratoria, la clave para recuperar terreno en un mundo donde cada vez importa menos el otro.
De más está decir hacia dónde irá la historia cuando Larry y Mercedes intercambien miradas; Tom Hanks apele a su rincón de personajes olvidados y reflote al Viktor Navorski de La terminal y al legendario Forrest para desnudar su alma a pesar de los prejuicios, que darán a la profesora una lección de vida para que todos los espectadores salgan felices y con una sonrisa.