La acacia es un árbol frondoso que abunda en Paraguay y en la zona mesopotámica argentina. Rubén es un camionero rutinario, parco y acorazado emocionalmente, que sólo traslada troncos de esta especie arbórea que ocupan todo su acoplado, salvo en esta ocasión, que recibirá de su patrón el encargo de agregar el peso extra de una mujer desconocida, no sólo cargada de bolsos sino además de una bebita que no estaba en los planes de nadie. Ese largo trayecto desde Asunción del Paraguay hasta Buenos Aires proporcionará cambios profundos en estos dos personajes, a los que habría que agregar a Anahí (Nayra Calle Mamani), la beba que transitará asimismo por una serie de nuevas percepciones. Pocas veces una criatura de cinco meses ha logrado hacer tantos aportes expresivos dentro de una trama fílmica. Pablo Giorgelli en su debut cinematográfico diseña una breve pero magistral pieza de cine. Con una capacidad narrativa impecable, el director apela a elementos documentales para alcanzar una verosimilitud extraordinaria, con breves y ajustados diálogos, climas, miradas y gestos que lo dicen todo. Una última porción plena de sutiles y taciturnos –el film carece de apunte musical alguno- toques emotivos redondea una obra excepcional, en la que Germán de Silva y Hebe Duarte parecen actuar sin tener conciencia de las cámaras que los rodearon.