Los cortos de Peabody y Sherman fueron dibujos animados de vanguardia en los años sesenta (ver nota en el link) que marcaron un antes y un después en este arte.
Las historias formaban parte de un segmento que presentaba la serie, Las aventuras de Rocky y Bullwinkle, que revolucionaron la televisión en aquella década.
Realizados con muy bajos presupuestos y una animación limitada, los cortos trascendieron por el humor bizarro y la sátira social que brindaban los argumentos.
Debido a esta cuestión, la serie fue un gran éxito internacional en su momento porque capturó la atención de niños y adultos. Algo que no tenía antecedentes en los dibujos animados.
Mucho antes que existieran Los Simpsons o Padre de familia, estas producciones se burlaban de la sociedad norteamericana y en el caso de Peabody y Sherman, de los grandes próceres de la historia.
Unos auténticos pioneros en llevar el contenido bizarro a los dibujos infantiles que siguen teniendo influencia en las cosas que vemos hoy en día. La reciente película de Lego es un claro ejemplo.
Rocky y Bullwinkle tuvieron la desgracia de ser arruinados en el cine con el film mediocre, protagonizado por Robert De Niro, que se hizo en el 2000.
Peabody y Sherman contaron con mejor suerte.
Con este proyecto el director de El Rey León y Stuart Little, Rob Minkoff, volvió a la animación después de 20 años.
Minkoff hizo un excelente trabajo en este film a la hora de acercar estos personajes a una nueva generación de niños y al mismo tiempo mantener el espíritu de lo que fueron los dibujos originales.
Cuando se adaptan series televisivas de animación en el cine mucha veces ocurre que al expandir las historias se termina por distorsionar a los personajes, como ocurrió con la primera película de Tom y Jerry en 1992.
En el caso de Peabody y Sherman, el director Minkoff logró desarrollar el origen y la relación de los protagonistas, que incluye algunos momentos emotivos, sin perder el foco de esta propuesta.
Los viajes en el tiempo y los enredos con los personajes históricos son la principal atracción del film que brinda algunos diálogos desopilantes.
El humor que tenían los cortos originales está muy presente en la película y la verdad que Minkoff fue muy respetuoso en esta cuestión. Reitero, dentro de la animación estos personajes son icónicos por la tremenda influencia que tuvieron décadas después y es genial que este film quedara en manos de un artista que supo tener presente esta cuestión.
Algo para destacar también es el excelente desarrollo que tiene el personaje de la niña, Penny, que se la presenta desde un enfoque muy negativo al comienzo de la historia y luego cambia sus actitudes a partir de las aventuras que vive con los protagonistas.
Impecable también, en la versión en castellano, la interpretación de Peabody que brinda el actor mexicano Adrián Uribe, que evoca el modo de expresarse que tenía el perro en el inolvidable doblaje de la serie de los ´60.
Me encantó esta película y creo que es otra gran propuesta familiar de animación que se suma a la cartelera.