Entre los corales
La empresa de Ben Stassen se ha estado especializando en grandes espectáculos visuales para IMAX en 3D. El dato parece menor pero es de interés a la hora de saber lo que se está yendo a consumir en esta ocasión. La película está maravillosamente realizada desde el punto de vista visual, y aunque no soy un amante de la tecnología 3D, tengo mis dudas de que puedan apreciarse la belleza y el impacto visual del film en la versión 2D.
Como experiencia visual, el film consigue su objetivo: los niños y los adultos apreciarán los viajes submarinos entre los corales y los planos subjetivos que refuerzan la ilusión de profundidad en la versión estereoscópica.
Desde el punto de vista narrativo el relato tiene algunas debilidades. La más importante es la demora en la explicitación de un objetivo definido en el personaje principal. Durante el primer tercio de la película, El viaje de Sammy invita a dejarse llevar por la corriente más que por una búsqueda de un objetivo en sentido riguroso. Por otra parte, los personajes secundarios no son un buen contrapunto del personaje principal. El más pintoresco de ellos, su amigo Ray, desaparece de la película casi hasta el final, y Shelly no vuelve a aparecer sino hasta la mitad de la película. Creo que haber puesto todo el énfasis de la historia en Sammy y en los personajes ocasionales -que tan rápido como aparecen, desaparecen- no ha sido la mejor decisión.
Las comparaciones son odiosas siempre pero es inevitable recaer en esa obra maestra de Pixar Buscando a Nemo (2003). Las aventuras de Sammy es más contundente en su perfección visual, pero el producto de Pixar es una pieza de relojería perfecta desde el punto de vista narrativo; lo que el personaje de Sammy no tiene, le sobra al de Marlin: un eje rector de la acción que mantiene en vilo a los espectadores de todas las edades a lo largo de los 110 minutos de película; una compañera cómica, atrevida e insolente, perfecto contrapunto del serio, prudente y cobarde padre de Nemo, y un espectro de personajes estrafalarios que acompañan y participan en partes significativas de la trama. Incluso, cuando se enarbolan mensajes sobre el cuidado del medio ambiente, se lo hace de un modo tan excesivamente solemne en este caso que se pierden preciosas ocasiones de distender el relato otorgándole más peso a los personajes humanos.
De todas formas, Las aventuras… pasa la prueba del espectador, tanto del niño como del adulto, quien disfrutará de las peripecias acuáticas de Sammy y del fascinante colorido y pintoresco mundo submarino.