Tintín de Spielberg: un gran espectáculo
Tintin, el gran comic belga de Hergé sobre un periodista metido en todo tipo de aventuras fantásticas, era desde hace décadas el gran sueño imposible de Steven Spielberg, que claramente lo tenía en mente al diseñar algunas de las andanzas de su héroe Indiana Jones, especialmente en la época de «El templo de la perdición». Finalmente, gracias al desarrollo de nuevas tecnologías cinematográficas, Spielberg pudo darse el gusto de concretar su sueño, que en una mezcla de animación y actuaciones «capturadas» de escelentes actores para luego ser digitalizadas, consigue a un Tintin digno de la pantalla grande.
Spielberg eligió muy bien una de las historias dobles, «El secreto del unicornio» y «El tesoro de Racham el rojo», como introducción al personaje, que tal vez no sea tan conocido por el público moderno. El relato toma algunas escenas de otro libro de Hergé, «El cangrejo de las pinzas de oro», relato menor en sí mismo pero importante en la construcción del personaje, dado que por primera vez deja de tener como único compañero al perro Milu, ya que en esa aventura se encuentra con el luego inseparable Capitán Haddock, alcohólico irremedible, famoso por sus elaboradísimos insultos perfectamente reproducidos en esta nueva película.
Por supuesto, tampoco faltan otros personajes clásicos de Hergé, como los torpes policías Hernández y Fernández y la diva lírica Bianca Castafiore, que tienen a su cargo algunas de las mejores escenas del film. Para completar el panorama sólo faltaría el lunático Profesor Tornasol, al que no encontraron dónde agregarlo en esta historia en la que no aparecía originalmente.
Aun un cineasta tan experimentado y talentoso como Spielberg puede sentirse algo desorientado al probar técnicas nuevas, y éste no sólo es el primer film animado del director de «E.T.», sino también el primero en 3D. Y por algunos pocos momentos da la sensación de que se concentra en las imágenes y los efectos estereoscópicos y pierde de vista el guión, quitándole al conjunto la precisión narrativa que solía caracterizar a los mejores comics de Hergé, empezando por «El secreto del Unicornio». Por eso se puede decir que cuando esta película de Spielberg realmente funciona es excepcional -algo que por suerte sucede a menudo, sobre todo en la primera y última partes del film-, pero que en algunos momentos pierde ritmo y tensión, lo que le resta algo de puntos a lo que, sin dejar de ser un gran entretenimiento, podría haber sido una obra maestra a la altura de lo mejor del director.