Spielberg lo hizo de nuevo
El espíritu de los viejos seriales renace en esta animación 3D.
Y Spielberg lo hizo de nuevo. Con Los cazadores del Arca perdida apeló al viejo y bienamado cine de aventuras, se nutrió de la esencia misma de los seriales y le dio vuelta como a un guante a la manera de contar las películas de aventuras -más que de acción-. Eso fue hace... 30 años.
Y ahora echó mano a un personaje querido por muchos amantes del cómic, algo así como un antecesor en el tiempo real de lo que fue -y es- el doctor Indiana Jones. Tintín es un noble aventurero, creado por el belga Hergé, de quien Spielberg, dice el propio director, no tenía noticias.
Pues bien, para la primera película en animación que realiza, con captura de movimientos, Tintín es un as en la manga, un personaje inteligente, intrépido y fascinante que salta del papel a la pantalla con rasgos muy similares e igual ímpetu trotamundos.
El parentesco con Indiana es fácil de advertir. Saben deducir al instante lo que para otros demandaría horas y cuentan con un espíritu de lealtad, valor y altruísmo que los hermana. Y la atmósfera que se respira, también.
Pero Tintín, muy popular en Europa, era casi un desconocido para los estadounidenses. Y Spielberg y Peter Jackson, que obra aquí como coproductor, y dirigirá la segunda aventura del periodista del jopo rebelde, adaptaron no un libro -el que da el título al filme-, sino ése y otros dos más, El cangrejo de las pinzas de oro y El tesoro de Rackham el rojo . Y por si fuera poco, en esta primera debía presentar no sólo a Tintín, sino a Milou, el perrito que lo salva de más de un problema, sino al Capitán Haddock, a Hernández y Fernández...
La trama tiene a nuestro héroe adquiriendo en la calle una maqueta de un barco (el Unicornio), sin saber que en su interior se esconde una clave que, de conseguir otras, llevarán a un tesoro. Así es que conocerá a Haddock, pariente lejano de quien tuvo que ver con el asunto, y juntos partirán a la aventura, con el malvado Sakharine haciendo lo imposible por quedarse con la fortuna.
En el plano narrativo, Spielberg maneja la cámara virtual como si fueran sus ojos, su propia mirada. Por momentos Las aventuras de Tintín es una montaña rusa imposible de detener. Gracias a los avances en la animación -hay un plano secuencia con Tintín y Haddock en plena persecución que ya ingresó a la antología del cine- todo parece posible.
La pregunta de por qué resulta menos creíble lo que hace Tintín, que lo que hace Ethan Hunt (Tom Cruise en Misión: Imposible ) tiene que ver con el acostumbramiento que tenemos como espectadores con el cine de animación. Hay cuestiones de perfeccionamiento (las miradas siguen siendo un déficit en el cine animado) que alguna vez se saldarán. Quién sabe, tal vez cuando se cierre la trilogía de Tintín nos dan otra sorpresa. Por de pronto, ésta es divertida desde el primer fotograma hasta el último, con un 3D bien aprovechado. Una joyita.