No todos los héroes usan ropa
La imaginación de los más chicos siempre es un arma poderosísima, nunca hay que olvidarlo. Sobre esta máxima se apoya la sorprendente Las Aventuras del Capitán Calzoncillos (Captain Underpants: The First Epic Movie, 2017), poniendo la imaginación al servicio del entretenimiento mientras deja espacio para otro tipo de sublecturas interesantes.
Dreamworks nos trae una vez más un film animado que toma su inspiración de los libros infantiles; en este caso, la obra de Dav Pilkey, que cumple este año dos décadas desde su lanzamiento. Esta es la historia de George y Harold, dos amigos de toda la vida que comparten su pasión por inventar historias y volcarlas en cómics. La más célebre creación de la dupla creativa se llama Capitán Calzoncillos, un hombre que parece un bebote, anda en ropa interior y usa una capa para luchar contra los villanos. Cuando el director del colegio decide separar al dúo de bromistas, intentan hipnotizarlo y accidentalmente lo convierten en el Capitán Calzoncillos, lo que desata un sinfín de situaciones cómicas y aprietos que Harold y George deberán resolver para que nadie descubra lo que realmente está sucediendo con su director. ¿Se acuerdan de la frase “Con grandes poderes vienen grandes responsabilidades”, no? Bueno, esto es algo similar… pero mucho más divertido y sin Tobey Maguire.
El dinamismo de lo narrado se apoya fuertemente en la multiplicidad de medios que aprovecha para dar color al relato: animación 3D, borradores hechos cuadro a cuadro y hasta títeres hechos con medias. Muchas veces las películas apuntadas a los más chicos son tan vertiginosas que terminan sobreestimulando al espectador; en este caso, el ritmo veloz logra un gran balance casi perfecto y no deja una sola secuencia aburrida.
La ruptura constante de la cuarta pared, el uso preciso de la banda sonora y los metachistes terminan de redondear una estructura narrativa que hace de la desestructuración su guía, entreteniendo al infante y captando la atención del adulto con múltiples líneas de lectura que también hablan de una necesaria renovación del sistema educativo y la búsqueda de formas creativas para interpelar a los más chicos y potenciar su intelecto.
Con una animación llena de color y vitalidad, Capitán Calzoncillos es una oda a la edad dorada de la infancia y el mejor ejemplo de la futilidad de intentar poner límites a la imaginación.