Dentro de un año que hasta el momento no ofreció grandes películas relevantes en el género de animación, Las aventuras del Capitán Calzoncillos brinda una propuesta infantil entretenida que tiene algunos momentos creativos interesantes.
Esta producción está basada en la serie de libros de David Pilkey que fueron populares especialmente en Estados Unidos a fines de los años ´90. En Argentina y otros países de Latinoamérica la saga no llegó a ser un suceso y el personaje probablemente se hará más conocido en esta región con la versión cinematográfica.
La creación de Pilkey es una propuesta de superhéroes que le debe muchísimo al Ralph Philips de los Looney Tunes, el recordado niño con exceso de imaginación que Chuck Jones creó en los años ´50.
Al igual que aquellos cortometrajes animados de Warner, El Capitán Calzoncillos presenta una radiografía brillante de la infancia y el papel fundamental que juega la fantasía en la vida cotidiana de los chicos.
Una curiosidad de este film es que se trata de una producción de bajo presupuesto (apenas 38 millones de dólares) de los estudios Dreamworks, que suele presentar proyectos más ambiciosos en lo referido a los campos técnicos.
El Capitán Calzoncillos no está al mismo nivel que las historias de Kung Fu Panda o Cómo entrenar tu dragón, pero con sus recursos limitados (para lo que suelen ser las obras de la compañía) el film de David Soren (Turbo) le rinde un lindo homenaje a la animación tradicional.
Para el público adulto amante del género me parece que en este punto reside el principal atractivo de la película.
El director Soren trabajó con diseños de caricatura que se alejan de esos personajes de animación computada que suelen lucir iguales en todos los estrenos de este tipo. Por consiguiente, nos encontramos ante una obra que tiene su propia identidad en los aspectos visuales.
A lo largo del relato la película incluye muy buenos segmentos de animación tradicional e inclusive marionetas, un detalle que hace del visionado de esta película una experiencia especial.
El Capitán Calzoncillos sorprende con esta fusión de géneros y consigue que la narración sea mucho más entretenida.
No sé si este personaje pegara lo suficiente en el público infantil como para desarrollar su propia saga en el cine, pero en esta película el protagonista es divertido y tiene sus buenos momentos a través del humor absurdo.
Como propuesta infantil es mucho más recomendable que el bodrio de Emoji y aunque para mi gusto el director a veces se excede con las referencias escatológicas, en general es un film entretenido que expresa su cariño por los viejos dibujos animados y los cómics.