Dreamworks apuesta a otra nueva adaptación y el resultado es un boom de diversión y entretenimiento.
El director David Soren ("Turbo") se hace cargo de la apuesta cinematográfica de la novela gráfica de “Captain Underpants” donde los chistes de flatulencias, bromas infantiles y el humor absurdo harán explotar este mundo de la mejor manera.
Dos inseparables amigos, Jorge y Berto, tienen ideas locas y creativas para mantener al colegio entre carcajadas y entusiasmo en su día a día. Pero la diversión se termina cuando el director del instituto decide separarlos de una vez por todas. Es así como la dupla decide hipnotizarlo y proyectar su fantasía más escondida: Hacer que el director se transforme en el Capitán Calzoncillos, el superhéroe que crearon para una tira cómica en su casa del árbol. Una idea disparatada que va generando un clima de absolutamente pueril y atractivo.
Los protagonistas son prácticamente una versión infantil del dúo del film “I earl and the dying girl” (2014) nada más que cambian su pasión por las películas clásicas por su amor a los cómics. Su mayor desafío es lograr que todo sea un motivo de risa, no pueden vivir sin la risa. Es por eso que estando juntos, nunca dejarán de largar carcajadas.
Y es por eso que el héroe que le da nombre al título será solo mero muñeco de estos niños que lo usaran como una gran pieza para sus juegos y travesuras.
La historia pasa en romper continuamente la cuarta pared por parte de los dos chicos y dejar al espectador preparado de que lo que se viene es más absurdo que lo anterior. No hay conflicto que no se resuelva con la risa. Es ahí su mejor potencial.
Las cosas se complican aún más con la llegada de un extraño y malvado profesor de ciencia quien quiere de una vez por todas suprimir la risa del mundo. Un villano unidimensional que proporcionará el balance necesario para los gags y sucesos incoherentes.
Con temas musicales sonando en los momentos más irrisorios (como es el caso de “Delirious” de Kid Ink y “Oh Yeah” de Yello), la narración muestra ser capaz de sincronizar su propio mundo infantil con una trama sobre la amistad y la soledad.
Asimismo, el film mezcla animaciones en distintos formatos como el 2D, Stop Motion y marionetas justificandolos de un cameos disparatados pero que generan una continuidad a la misma idea de la película.
La propuesta termina siendo una satisfactoria experiencia animada y logrando dejar una película, por parte la compañía de Dreamworks, jocasa y pegajosa. Sensación a la que se habían alejados las últimas entregas de la industria.