Cuando niños, la figura del director de escuela al incurrir en el más mínimo despliegue de autoridad, se convertía inmediatamente en antagonista y, no pocas veces, blanco de parodias y humoradas como una manera de desafiar dicha autoridad. Con esta premisa, y siempre desde el contexto de la inocencia infantil, desembarca en las salas argentinas Capitán Calzoncillos, adaptación de las novelas para niños creadas por Dav Pilkey
Pequeños Traviesos:
George y Harold son dos amigos inseparables que escriben cómics juntos y perpetran travesuras que se convierten en dolor de cabeza para crítica de Capitán Calzoncillosel director de su escuela, el Sr. Krupp. Un día, cuando los agarran in fraganti en una de sus recientes bromas, este director toma la medida de ponerlos en clases separadas, amenazando su amistad. No obstante, ellos consiguen hipnotizarlo y convencerlo que él es el Capitán Calzoncillos, un superhéroe de su creación. Mientras tanto, un científico loco se las ingenia para conseguir trabajo en la escuela como parte de un plan para erradicar la risa del mundo.
Estando en una época donde los proyectos animados tratan de pensar tanto en los adultos acompañantes como en los niños que son los principales destinatarios, Capitán Calzoncillos no tiene ningún prurito en manifestar un código narrativo y humorístico destinado pura y exclusivamente para la platea infantil. Esta postura no es necesariamente desacertada, pero en materia guion puede traer sus desventajas. Por un lado, la película maneja hábilmente el balance entre expectativa y resultado que suscita el interés en una buena narración, pero por otro, la autoconciencia del target al que apuntan se expresa con tal énfasis que contribuye, especialmente en su segunda mitad, a que la narración tenga tropiezos y contradiga no pocas veces su propia lógica. Los niños se divertirán, naturalmente, y se compenetrarán sin ningún problema; a esa edad los giros de guion inverosímiles no tienen mayor importancia. Los adultos podrán notar con mayor facilidad las costuras a medida que avanza la trama.
Por el costado técnico, la animación es eficiente y dinámica, con un apropiado manejo de la dirección de arte y la fotografía. Esta es deudora del estilo establecido por los libros originales, y en algunas ocasiones toma pequeños desvíos del formato generado por computadora que rige en la mayoría del metraje.
El 3D no es indispensable; no suma más detalle que una mayor profundidad de campo en algunas escenas. Por fuera de eso, los lentes sólo sirven para ver la película en foco, nada más. Del trabajo de voces, dado a que vi la versión doblada, sólo puedo decir que está a la altura del desafío. Nada para criticar, tampoco mucho para elogiar.
Conclusión:
Apropiada desde el costado visual y suficientemente entretenida desde lo narrativo, Capitán Calzoncillos consigue lo que se propone, al menos con la audiencia a la que apuntan. Pese a ello, los mayores acompañantes no podrán evitar sentirse un poco excluidos y encontrarle la quinta pata al gato tanto en cuestiones narrativas como cómicas.