Apocalíptica y desintegrada
José (Hugo Silva) y Tony (Mario Casas), disfrazados de estatuas vivientes, asaltan una tienda de joyas en pleno centro de Madrid. Sufrientes víctimas del paro, uno acompañado de su hijo más pequeño y el otro sin el coche, se hacen de miles de alianzas de oro, irónicos presentes de una experiencia marital en la que, precisamente, no les va demasiado bien.
Desesperados, intentan fugarse en un taxi con conductor y acompañante incluídos, perseguidos por la policía y la ex mujer de uno de ellos, irán a Francia, por una promesa que le hizo José a su hijo de visitar la Disneylandia del país galo.
AVENTURAS RARAS
En el camino, el bosque del territorio vasco se ofrece como una invitación a aventuras exóticas. Parecen no saber que el Euzkadi y más precisamente, Zugarramurdi, tiene sus "señoras de la magia", ésas que en 1612 se transformaron en las víctimas del Salem de la tierra vasca, cuando fueron sacrificadas con la acusación de hechicería. Mujeres extrañas como Graciana (Carmen Maura) reavivarán la historia con un propósito siniestro en los que se mezcla la carne y el alma.
Esta es una película de Alex de la Iglesia. Quien vio "La comunidad" o "Balada triste de trompeta" sabe lo que quiere decir eso. Por supuesto que la engañosa serenidad caótica de la primera parte de "Las brujas...", esconde la desmesura de la segunda. Y es que este De la Iglesia es heredero de Quevedo, de Valle Inclán y de Goya y si el humor elegante puede estar presente, el resto puede ser esperpento, barroquismo, o lo más "guarro" de un siempre efectivo Santiago Segura.
UNOS ANTIHEROES
El aquelarre que envuelve a las brujas y estos pobres antihéroes desempleados se mezcla con críticas misóginas, que envuelven las brujerías, policías en persecución, mujeres que demandan alimentos y el supremo deseo de "señoras de la magia", ahitas de carne humana, si es masculina mejor y almas para hacer nuevos conjuros. Ya obnubilado por las fórmulas mágicas, De la Iglesia pierde su norte y desbarranca en la última media hora, grotesco y bizarro ante ese poder femenino, al que parece temerle, pero sobre el que una y otra vez vuelve como abejorro atraído por flores carnívoras.
Los actores adquieren el ritmo frenetico del director. Se lucen Hugo Silva, Mario Casas, Jaime Ordoñez, los desopilantes policías (Nieto y De la Rosa) y por supuesto las brujas con Carmen Maura, Terele Pávez, Carolina Bang y junto a ellas Santiago Segura. Todos ayudan al director con su humor negro y locura a conjurar el misterio de la vida, la que sin duda esconde muchos secretos.