Consorcio alocado y enamorado
Administrar un edificio de departamentos tiene sus problemas. Esto lo saben muy bien dos hermanas que viven y administran esa propiedad: una, Celia, es una solterona que nunca perdió las esperanzas de casarse; la otra, Aída, es una viuda que lleva una rutina solitaria que gira en torno a los chismes de los vecinos. Ambas esperan la inminente llegada de Marita, única hija de Aída quien, radicada en Canadá, vendrá a buscarlas para llevarlas a Toronto. Pero antes, un vecino cambiará sus vidas.
El novel director Maximiliano Pelossi supo conducir con solvencia este entramado del que surgirán, a veces con sorpresa y otras con una pizca de dramatismo, estos personajes envueltos en sus problemas personales. Sobre la base de un guión que se imbrica en el género de la comedia algo alocada, el realizador supo seguir con una sonrisa el tránsito diario de ese puñado de personajes tan típicos de la fauna porteña.
Sin pretender más de lo que muestra, el relato tuvo como sólidos soportes a los muy buenos trabajos de Betiana Blum y de Lucrecia Capello como esas hermanas a las que el futuro todavía les da margen para el optimismo, mientras que Manuel Vicente logró, con gran simpatía, otorgarle sabor agridulce a ese encargado que parece haber hallado un amor inesperado.