La nueva película de Emmanuel Mouret (El arte de amar) pone en juego los límites de la moral a través de varios relatos que se entrecruzan.
Daphné (Camélia Jordana) recibe en su casa a Maxime (Niels Schneider), primo de su novio Francois (VincentMacaigne). A partir de allí, ambos comienzan a contar sus propias historias de amor. Las cosas que decimos, las cosas que hacemos (Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait, 2020) es una deliciosa comedia romántica que funciona como una carta de amor hacia el cine francés.
Las dos horas de duración del largometraje pueden parecer extensas, pero son un deleite para cualquier cinéfilo. Una obra que trata de abarcar las diferentes ideas y perspectivas sobre el amor y la forma que tenemos de vincularnos con esos sentimientos. Magistral e inteligente, este largometraje está tan bien escrito que convive sin problemas entre el humor sutil y el drama emocional.
Inspirada en el cine de Philippe Garrel y Éric Rohmer, donde las decisiones espontaneas de los personajes causan efectos en las historias de cada uno de ellos, Las cosas que decimos, las cosas que hacemos es una aventura que pone en juego los límites morales y la manera de vincularnos. Interrogándose sobre las distintas maneras de amar, el filme se compromete con el debate de la posesión versus el amor. Con un guion repleto de enredos y complicidad, la película fluye a través de sus maravillosos y tan bien logrados diálogos.
Sin juzgar a sus personajes, y replanteándose el término del romanticismo, Mouret nos regala una joya que nos va a permitir reflexionar sobre nuestras maneras de amar. Varios personajes se entrecruzan, los relatos resultan frescos y apasionantes y allí estaremos nosotros, los espectadores, queriendo saber más y más. Tanto Daphné como Maxime tienen cosas muy interesantes para decirnos y no hay mejor manera de disfrutarlo a través de una pluma sofisticada y emocionante.