Las crónicas de Narnia - La travesía del viajero del alba

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

LA ABURRIDA NIEBLA

Aunque parezca extraño, se extraña en la serie cinematográfica de Narnia ese intento por parte de Disney por hacer de la historia una aventura mágica, no solo visualmente, sino desarrollar esa luz o chispa que reina en las obras literarias de C.S. Lewis. Lamentablemente esta tercera parte, ahora de la mano de Fox, no solo es la más floja de la serie, sino que presenta una historia que no hace honor a la novela y que fue llevada adelante con una calidad narrativa sorpresivamente inferior a sus antecesoras.

Lucy y Edmund, junto con Eustace, un primo, descubren que en su dormitorio hay un cuadro que tiene un estilo que se asemeja al visto en Narnia. Ellos entran por el mismo al fantástico mundo para poder salvarlo, una vez más, de las garras del mal.

¿Qué es lo que sucede aquí que desmerece el disfrute y brinda una decepcionante experiencia cinematográfica? La respuesta es muy sencilla: esta película presenta y desarrolla personajes protagónicos y secundarios poco atractivos, que luchan por una causa que no posee acción alguna y brilla por el aburrimiento narrativo; que introduce el conflicto ya pasada la media hora de duración; que no posee un villano interesante y temerario; que no tiene un planteamiento argumental que se aleje de lo que fueron las demás entregas (los chicos vuelven a Narnia, luchan contra el mal, ganan, un personaje deja el grupo, y vuelven a su vida normal) y, principalmente, que no muestra en ningún momento la magia que en las hojas de los libros de C.S. Lewis predomina. No solo parece que no se va a ningún lado en la historia, ya que no avanza cronológicamente, sino que las decisiones al llevar adelante la realización se ven poco fluidas en la película.

El film comienza y se remata sin plantear correctamente qué es lo que sucede, porqué ellos están haciendo lo que hacen, quién es la persona o criatura que está apoderándose poco a poco de Narnia y, principalmente, sin darle mayor importancia a cada uno de los sentimientos encontrados en los personajes, principalmente en el duelo de personalidad de Lucy y Eustace (su cambio es muy poco creíble y emocionante).

Visualmente la película es muy buena, hay unas tomas generales muy bellas al barco y a cada una de las navegaciones por los mares que aportan hermosura y calidad a la historia. Los efectos especiales son muy buenos, en especial la última media hora, el único momento de acción de la cinta. El diseño artístico es muy elaborado y desarrolla una gran cantidad de matices, cada uno perfectamente homogeneizado con el relato y muy bien planteados visualmente (hay muchos cambios de colores, una muy buena elección de las locaciones y una correcta, aunque no sorprendente, utilización de la tecnología en tres dimensiones).

Las actuaciones son pobres. Georgie Henley (Lucy) sobreactua en muchas oportunidades, no solo en movimientos o en frases que no son fluidas, sino también en muchas de sus expresiones y en la falta de profundidad al mostrar las emociones de su personaje. Skandar Keynes (Edmund) tiene un momento que no va acompañado de un buen guión ni de una correcta utilización del primer plano, la discusión con Caspian, que está muy sobreactuada. Ben Barnes, es quien desarrolla con mayor fluidez su personaje. Will Poulter (Eustace), correcto al principio, pero sin desarrollo ni énfasis en los minutos finales.

Con un desarrollo de casi dos horas aburrido, sin el planteo físico ni moral de un villano (más allá de la niebla verde, mal planteada, desarrollada y presentada), con dos mensajes o pensamientos bien logrados (la belleza interior y la religión), con un correcto uso de los efectos especiales, con una historia que no avanza y con una carencia de interés ni de misterio en el conflicto, esta tercera parte de "Las Crónicas de Narnia" no mejora los errores pasados y no hace justicia ni honor a los libros escritos por C.S Lewis.

UNA ESCENA A DESTACAR: la última media hora.