Con el espíritu de siempre, y la ayudita del 3D
Edmond y Lucy esta vez llegan a Narnia a través de un cuadro.
El mundo de hoy en día -y durante la Segunda Guerra Mundial se ve que también- está plagado de tentaciones. Los chicos hermanos que protagonizan Las crónicas de Narnia , y sus espectadores de todas las edades, lo saben bien. Y quienes se asomaron a las páginas escritas por C. S. Lewis (1898-1963) conocen el estilo y las alegorías religiosas del autor. A Lucy, a Edmond y al insoportable primito Eustace que los acompaña en esta aventura que hoy se estrena entre nosotros en 3D, los tientan diversas cosas, que los apartarían del Bien, en mayúsculas, en desmedro o deterioro de la mismísima Narnia.
Y La travesía del Viajero del alba es un compendio de decisiones a tomar -los chicos ya no son tan pequeños-y buenas acciones por decidir, todo dentro de un espectáculo pensado para toda la familia.
Segunda Guerra, Edmund desea enlistarse para pelear en ella, pero siendo menor de edad, no se lo permiten. El y la más pequeña de los Pevensie, Lucy, están en la casa de unos tíos en Inglaterra, mientras los hermanos mayores, Susan y Peter, están en los Estados Unidos. Edmund no se banca más a Eustace, su primo, y cuando con su hermana observen el cuadro de un navío “de apariencias narnianas” en el cuarto, y terminen forcejeando con el primito, el océano mismo saltará del cuadro, los atrapará y los tres terminarán como náufragos, siendo rescatados por el barco que da título al filme.
Alí está el Príncipe Caspian, y junto a él deberán salvar a Narnia, encontrando una espada (curiosamente, lo mismo que Harry Potter en las reliquias de la muerte ) que los ayudará a combatir el Mal, con la ayuda del león Aslan.
Mucho ayuda el efecto tridimensional a que la película atrape a los más pequeños. El mundo de sueños que es Narnia está perfectamente realzado en lo que refiere a la dirección artística. Michael Apted no dejó de lado el humor y menos la aventura, resaltando el aspecto alegórico de Lewis allí donde era preciso. Los cambios en la adaptación podrán poner los pelos de punta a los fanáticos que han leído el libro, pero para aquellos que se sumerjan a la historia sin preconceptos, todo tendrá, si se quiere, su lógica.
Lucy ya no es la niñita que se la pasaba con los ojos y la boca abierta descubriendo ese mundo de fantasía, y está a punto de caer en alguna tentación, de ésas a las que Ed mund siempre estuvo más propenso.
Tanto fue lo que se tejió alrededor de La travesía del Viajero del alba , tanta responsabilidad se le adosó sobre si hundirá o reflotará a la saga fílmica que lo mejor es verla, disfrutarla tan solo como lo que es: un filme de aventuras, co personajes fantásticos. La travesía sale a flote, lo que venga (o no) después, ya es agua de otro océano e historia.