No es novedad que el terror es uno de los géneros más encasillados que podemos encontrar. Un cine que se mueve a fuerza de modas, fórmulas probadas, repeticiones, y lo que podríamos llamar clichés o lugares comunes. Sin embargo, es uno de los géneros que más adeptos tiene, y es indiscutible que un buen susto dentro de la oscuridad de la sala es impagable.
Las crónicas del miedo intenta “atrapar” a la taquilla desde varios ángulos, primero se enmarca en la nueva moda del found footage, los “videos caseros” encontrados y que supuestamente le otorgan más realismo a lo que estamos viendo. Segundo, se muestra como un film extremo, repleto de violencia gráfica y sobreexpuesta, lo cual supuestamente lo haría más aterrador. Tercero, intenta captar a un público cada vez más creciente, aquellos jóvenes de los ’90 que crecieron dentro de un videoclub y admiran toda una subcultura referida a los videocasetes, esto supuestamente la convertiría en una suerte de homenaje a aquellos años y los memoriosos y nostálgicos lo celebraríamos.
Fíjese el lector que repetidamente usé la palabra “supuestamente”, y al final de la experiencia sentís que "Las crónicas del miedo", no es ni realista, ni aterradora, ni mucho menos celebratoria del formato de VHS.
Estamos frente a un film que podría definirse como episódico, seis directores distintos se encargaron de seis “cortos” de temática diferente; pero no es capitular al modo de Creepshow o Body Baggs, los segmentos se irán entremezclando y uno Tape 56, servirá de unión para el resto.
Veamos, hay una banda de delincuentes menores que se dedican a romper cosas, a estos les es encargado dirigirse a una casa a robar una cinta de VHS sin ninguna otra indicación; cuando llegan, el dueño de casa murió frente al televisor, y hay unas cuantas de esas cintas que uno de ellos se sienta a ver, cada una de ellas serán las cinco historias restantes. 1- un grupo de amigos se llevan dos chicas a un hotel y una de ellas (con un notable parecido a RoseMcGowan antes de las cirugías) resulta no ser lo que parece. 2- Otro grupo de amigos se internan en un bosque en donde una de sus integrantes asegura que años atrás ocurrió una horrible masacre. 3- Un matrimonio se va de viaje y en el hotel reciben una extraña visita. 4- Una pareja chatea y se dan aliento mutuo porque ella asegura ver fantasmas y tener algo dentro de su piel. 5- Un tercer grupo de amigos se adentra a una fiesta en lo que termina siendo una casa embrujada por un exorcismo fallido. Hay un séptimo video, o imágenes sueltas, de una pareja filmándose en la intimidad, pero no pareciera tener alguna conexión con el resto.
El problema con "Las Crónicas..." es que confunde sus “intenciones” con los logros, el found footage le otorga la remanida experiencia de cámara en mano constante, pero al contrario de darle realismo provoca cierto riesgo de convulsiones, pareciera ser una maratón fílmica a 300 km por hora y por más que uno puede estar acostumbrado, resulta excesivo. Las imágenes explícitas, en su abundancia, solo logran desacomodar al espectador y desorientarlo, en ningún momento la construcción del "miedo fílmico" (por decirlo de alguna manera) se vuelve tangible. El constante movimiento y griterío ayuda muy poco a esto; quienes filman con esta técnica ya deberían saber que un buen silencio da mucho más miedo que gente que habla a los gritos durante 116 minutos. Por último, la excusa del VHS (su título original alude al formato de moda en los 80`) parece un artilugio, no se entiende por qué no son videos copiados en un DVD o subidos online, porque daría exactamente lo mismo; solamente el segmento del bosque hace una pequeña referencia para entendidos sobre una falla típica de los cassettes. A su favor, quienes son fans del género y están ávidos por vivir experiencias fuertes, pueden sentirse a gusto con él. Si bien para este cronista se podría repensar la manera de construir climas, lo cierto es que hay público para este tipo de productos y hasta puede disfrutarlo. De ahí que si este es su plato favorito, quizás "V/H/S" tenga algo que ofrecerles.
La sensación de un fallido, de algo que aparentaba ser una cosa y terminó siendo otra totalmente distinta invade al espectador con experiencia y años y no lo suelta. Una lástima, los amantes del videoclub deberemos quedarnos con esa joya subvalorada de Be Kind Rewind.