Los dramas históricos sirven muchas veces para demostrar que, a pesar de todo el tiempo transcurrido, las lecciones parecen nunca aprenderse, y seguimos repitiendo los errores que dejaron asentados las monarquías que nos precedieron. La fórmula parece no cambiar mucho, y por cada excelente e intrigante The Favourite tenemos una correcta Mary Queen of Scots, que sigue los preceptos del género respetando cada aspecto del mismo pero agregando variaciones para no sentirse del todo cansina y agobiante.