Sueños Postergados
No se decide a irse, pero Pablo Simó lleva veinte años en un matrimonio donde ya no encuentra motivos para quedarse. No puede ser coincidencia que lo mismo le suceda con su trabajo como empleado en un estudio de arquitectura, dedicándose a levantar torres de departamentos por más que sueña con diseñar otra clase de edificios. Acorralado por la rutina, se mantiene en esa vida como si fuera de alguien más, hasta que la comodidad tambalea cuando una joven, Leonor, aparece preguntando por Nelson Jara, un nombre que aunque los tres arquitectos de la oficina niegan conocer es evidente que los pone intranquilos.
Con la excusa de un celular extraviado, Pablo vuelve a encontrarse con Leonor e intenta descubrir cuál es el vínculo que la une con Jara: hombre a quien conoció tres años antes, cuando acudió acusándolo de haber dañado la pared de su departamento durante la excavación en el terreno vecino. El resurgir del conflicto que le quitó el sueño, guía a Pablo por un nuevo análisis de su presente y el rol que ocupa en su propia vida, donde muchas veces es más espectador que protagonista.
La historia de Las Grietas de Jara se cuenta con una sucesión continua de flashbacks que van y vuelven sin mucha elegancia para mostrar la relación entre Pablo y Jara, quien pasa de ser un vecino preocupado aunque algo neurótico, a convertirse en un personaje bastante oscuro que empieza a preocupar al protagonista con su asedio, a la vez que le hace cuestionarse sus lealtades.
El misterio no es tan encriptado y se ve venir, pero eso no es un gran problema. Saber lo que pasó con Jara no es tan importante como ver la forma en que afectó al protagonista en su momento y cómo lo afecta su regreso tres años después, porque en el fondo es menos una película de misterio que una sobre las crisis de mediana edad, con veinteañera incluida.
Es el trabajo de los dos actores lo que logra el efecto buscado: el resto del elenco no aporta mucho para conseguirlo, ni tampoco lo hace la forma bastante televisiva de contar un guión ya de por sí lineal. Queda claro bastante pronto que casi todas las escenas interesantes de la película son aquellas en que se cruzan Oscar Martínez y Furriel, salvo algún acertado momento de comedia entre Pablo y su esposa desnudando la rutina de un matrimonio por costumbre. Los demás acompañan como pueden, pues tampoco el guión tiene grandes matices ni les deja mucho margen.
Conclusión
Con un guion decente, aunque contado sin mucho brillo, y un estilo visual sin ninguna pretensión, Las Grietas de Jara se apoya en las grandes actuaciones de sus dos protagonistas para entretener sin deslumbrar.