¿Qué hacer frente a la adversidad mas gigantesca y temida jamás enfrentada?. ¿Ocultar la cabeza y el orgullo, negociar una tímida paz y quizás convertirse en el futuro en la colonia de un imperio nefasto?. ¿O plantarse con orgullo hasta el final, muriendo en sus propios términos y resistiendo con la frente en alto?. En Mayo 1940 Winston Churchill se enfrentó a semejante dilema, y aunque la leyenda nos hable de un hombre de hierro, impertérrito frente a la abominación y la injusticia, Darkest Hour nos presenta a un individuo tan apasionado como falible, doblegado por el peso de la realidad y obligado a reconstruirse de apuro para convertirse en el faro que guiara al pueblo británico – primero a la resistencia, y después a la ofensiva y a la victoria – en la hora mas oscura que enfrentara el imperio.
Las Horas Mas Oscuras trata sobre el primer mes de Churchill como primer ministro inglés, un puesto abrasador al rojo vivo considerando que la Segunda Guerra Mundial había estallado hacía un puñado de meses y Europa, en su vasta mayoría, había caído ante el imparable y devastador avance del ejército nazi. Sólo quedaba Inglaterra como último bastión para detener a Hitler y defender al mundo libre; y mientras que los Estados Unidos observaban a la distancia y apoyaban moralmente la causa, lo cierto es que Churchill e Inglaterra estaban solitos y tenían que bailar con la mas fea en un escenario en donde la invasión de Gran Bretaña sonaba como altamente probable.
Siempre he dicho que la Segunda Guerra Mundial fue ganada por los rusos y por Winston Churchill. Los soviéticos, por reconstruir su ejército de apuro y doblegar a los nazis en masividad y tecnología, cobrándose con sangre los millones de vidas que los alemanes habáan segado en su campaña en el frente oriental. Si la historia ha ensombrecido el heroísmo ruso se debe a que su líder era un tipo tan sanguinario como Hitler, y porque las exigencias del deber eran brutales para el ejército soviético hasta el punto de fusilar a los cobardes por considerarlos traidores a la patria… eso sin considerar las masacres y las violaciones que infringieron a los civiles germanos durante la invasión de Alemania en 1945. Pero el otro factor se debe a un solo hombre: un tipo venal e irascible pero de retórica inflamable y sagacidad incomparable. Es Churchill quien movió sus fichas para empujar a los Estados Unidos a la guerra (y, mientras tanto, conseguir su apoyo material y logístico), quien se alió con los rusos cuando éstos fueron traicionados por Hitler (y los abasteció como pudo durante el feroz sitio que hicieron los germanos), quien organizó comandos y evacuaciones, campañas en el desierto para levantar la moral y detener al enemigo, y quien mantuvo la moral del pueblo inglés en alto en su momento mas aterrador, durante los raids aéreos que los alemanes lanzaron sobre Inglaterra y que amenazaron con arrasar el suelo británico durante los durísimos primeros años de la guerra. Como muestra la película, un tipo difícil para convivir y soportar, pero un idealista capaz de saltearse la burocracia (y la idiosincracia) británica con tal de hacer que sus órdenes se cumplan y se avance a toda costa con tal de derrotar al enemigo.
Darkest Hour está plagada de planos extraños, claustrofóbicos, que ilustran la soledad de Churchill en mayo de 1940. En su partido no lo quieren por ser un personalista; y la oposición lo odia porque considerarlo un incapaz luego de orquestar la batalla de Gallipoli en 1915, la cual culminó en una masacre y la derrota del imperio británico. Y ni siquiera el Rey es partidario de su nombramiento, aún cuando nadie quiere tomar el cargo de Primer Ministro. Claro, la hora de blandos y negociadores ha terminado con la renuncia de Neville Chamberlain, lo que no significa que hayan salido de escena sino que están presentes, todo momento, para limitar la egolatría de Churchill y forzarlo a abrir negociaciones de paz con Hitler, algo que es incompatible con todo su ser ya que hace 10 años que Winston viene predicando la urgencia de detener al führer alemán antes que se apodere de toda Europa.
Si hay algo que ilustra de manera formidable Darkest Hour es la soledad de Churchill y su desasosiego al descubrir lo abrumador de la realidad bélica. Los alemanes son imbatibles y, lo que es peor, los británicos están a punto de perder el grueso de su ejército en Dunquerque, en donde quedaron acorralados e indefensos – de hecho Las Horas Mas Oscuras puede verse como filme de compañía de la excelente cinta de Christopher Nolan, mostrando la cocina de la evacuación naval mas grande de toda la historia -. La verborragia épica no puede frenar los acontecimientos y llega un momento en que el férreo Chruchill se encuentra abatido, tembloroso, dubitativo… perdido y emocional frente a una situación que se le escapa de las manos. Es realmente el mejor momento del filme en donde el protagonista, en su peor momento, recibe apoyo de quien menos lo espera, se rehace, consulta con el pueblo y saca valor de donde sea para inflamar los corazones de los británicos ante una resistencia inminente, feroz y sangrienta. Y si todo esto funciona de maravillas es porque Gary Oldman se despacha con la perfomance de su vida, dándole calidez y ferocidad a un Churchill realmente memorable. Cada vez que Oldman recrea los memorables discursos del político británico, los corazones del público se empapan con su épica. He aquí un intérprete genial que sabe transmitir la emoción del personaje original a una audiencia moderna, contagiándole su incorruptibilidad y su épica incendiaria.
Las Horas Mas Oscuras es una fantástica pelicula. No sólo es una visión vasta de Churchill como ser humano con todo su caleidoscopio de emociones, sino que convierte al primer ministro británico en un héroe en el sentido mas clásico, un individuo que defiende a muerte sus ideales y que, frente a la adversidad – en el frente interno y externo -, sólo toma mas impulso para abatir a su enemigo con la carga de las palabras mas apasionadas que existen en el lenguaje, aquellas que doblegan oposiciones y encienden corazones con el fuego del amor a la patria.