“Las Insoladas” es ante todo una obra de teatro para televisión.
Obra de teatro, porque utiliza la unidad aristotélica de lugar. Seis amigas - o no tanto - se reúnen en una terraza porteña a tomar el sol durante un día entero, pero no es cualquier día. Es el día del concurso de salsa donde es casi obligado ganar, porque el cuantioso premio las puede acercar a su inalcanzable viaje al Caribe.
Precisamente por este planteo sin conflicto real in situ, sin acción que, como si de un motor se tratase, haga avanzar la historia, la película es más una galería de escenas (y bikinis y culos y tetas) descriptivas que un relato con modificación consecuencia de un desequilibrio en el status quo de las protagonistas. Mientras la temperatura asciende y avanza la hora durante ese día de playa urbana (con bastantes fallos de continuidad de la luz), se suceden las escenas que muestran la relación de cada una de las seis chicas con las otras, sus vidas individuales y sus problemas personales. También por este motivo el ritmo se hace lento y pesado, porque no hay un hilo conductor que mantenga todo en tensión: al espectador expectante, la trama enredada, los personajes en apuros.
Y para televisión, porque es casi una revista de corazón en fotogramas, un cotilleo sobre seis pibones corrientes de mente y aficiones. Porque esa es otra, las gordas no existen, o no existen bikinis para gordas; las feas, tampoco, o no toman el sol... Hasta hay un momento “Bailando por un sueño”: el baile, salsa; el sueño, el viaje a Cuba.
La narrativa es más que convencional, por eso remite a los talkshow o a la prensa amarilla. Y las personalidades muy estereotipadas: la tonta peluquera que se sacrifica por todas porque aunque de pequeño cerebro tiene gran corazón; la hippie alternativa que cuenta cosas a las que nadie le da bola; la colgada de los hombres que no sabe estar sola; la madurita con determinación que las lidera a todas...
El tipo de relación es un gran tópico: las mujeres hablan mal hasta por detrás de sus propias amigas. También las conversaciones son lugares comunes, comunes y manidos y machistas y reduccionistas... Y la película no se trata de una crítica a esa visión femenina de la vida (la que pudieran tener los hombres de las mujeres en un sentido muy reduccionista y estereotipado), porque si así fuese, en algún momento d habría un guiño que nos hiciese entender la clave crítica. Sin embargo, como para confirmar la visión que la califica de conservadora y abochornante, la escena final. Innecesaria para la narración porque ni siquiera se soluciona el conflicto en hipótesis sobre el que gira la mitad de la historia (cómo conseguir dinero para ir a Cuba). Y además viene a confirmar que se trata más de un show televisivo de variedades que de séptimo arte, que las mujeres tardan 7 horas en arreglarse para bailar y que sin los hombres no hacemos nada de nuestras vidas....